En esta historia se vuelve a unir Jim Carrey con su primer director, Tom Shadyac, que fue gagman de profesión, lo que le ayuda a potenciar la comicidad de la cinta. Para nosotros tan solo tiene una escena verdaderamente divertida, que es la del consejo de administración y algunos gags sueltos, que aumentan cuando el protagonista se ve impedido de mentir.
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