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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es increíble que Sacha Baron Cohen, máxime artífice del mal gusto, que hace personajes escatológicos y repulsivos tan malos como los incorporados en títulos como 'Ali G anda suelto' (2002), 'Borat' (2006), 'Bruno' (2009), El dictador (2012), haya conseguido en algún momento estar nominado al Oscar por el guion adaptado (con cuatro más) y ganar un Globo de oro como actor por 'Borat'.
El incorporado en esta ocasión es Nobby Butcher, un procaz parado crónico, un hooligan cervecero, fanático de un equipo de fútbol del norte de Inglaterra y amante de divertirse que tiene todo lo que un hombre pobre del pueblo inglés de pescadores, Grimsby, podría desear: once hijos y una gorda novia que lo quiere más que a nada, pero le falta su hermano pequeño, Sebastian, del que lo separaron de niño y al que perdió la pista. Tras 28 años de búsqueda lo encuentra en Londres, sin saber que se ha convertido en un asesino al servicio del MI6.
En una reunión con él le arruina la vida y obliga a ambos a darse a la fuga, ya que destapan un complot para destruir al mundo.
Para salvar a la humanidad y a su hermano, Nobby se embarca en una misión internacional y de idiota pasa a ser agente secreto.
El guion no es más que una serie de incongruencias de mal gusto, que lo convierte en algo aburrido, horrible, abyecto, sin gracia, que hacen a la película irritante, con varios momentos familiares que no se sabe si tratan de ser irónicos para provocar la risa.
Sorprende el largo reparto de actores entre los que se encuentra una Rebel Wilson que parece no importarle su papel con tal de estar bien pagada, aunque sea un film tan repulsivo como éste, Isla Fisher, su esposa, o la española Penélope Cruz.
A pesar de que dura 83 minutos le sobran 80, ya que pocas veces hemos visto una concentración tan elevada de feísmo y de alta grosería escatológica, casi pornográfica, del más elevado nivel, como la escena de los elefantes en donde se riza el rizo de forma increíblemente zafia y asquerosa.
La historia podía ser la de cualquier cinta de agentes secretos, más o menos vulgar, ya que el argumento no es que sea ningún dechado de originalidad, pero la presencia de Sacha Baron Cohen con esa facha y la pretendida comicidad de la manera más grosera nunca vista, la hacen aborrecer de principio a fin.
Las únicas escenas que se dejarían ver serían las que tiene de acción, pero el abrupto montaje que le da el director de las dos primeras entregas de 'Transporter', Louis Leterrier, es tan acelerado que hace que no se vea nada.
No acabamos de justificar que nuestra Penélope Cruz se haya dejado convencer para hacer un papel en una película como ésta por mucho dinero que le hayan ofrecido, ya que con leer el guion se podía haber rechazado y eso que su papel está interpretado con cierta dignidad.
Ninguno de los films anteriores de Sacha Baron Cohen nos han gustado, empeñado siempre en aparecer lo más feo, raro y estrafalario posible, pero éste los supera a todos.
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