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CRITICA
Por: PACO CASADO
En un mundo gobernado por la injusticia y el caos, aparece la figura del Presidente de los Estados Unidos que junto a su portavoz y Vicepresidente Trumbull, liderarán una lucha interna por la libertades del pueblo americano.
Sin embargo se producirá un intento de derrocamiento por parte de fuerzas espías para acabar con el Primer Ministro inglés, lo que podría significar un intento de eliminar la paz mundial a toda costa.
Para ello el Presidente contará con la inestimable ayuda de su guardaespaldas, Mike Benning, agente secreto, y entablarán una estrategia para intentar acabar con esta revolución. No estará solo ya que volverá a encontrar apoyo en Trumbull, especializado en las técnicas paramilitares.
Es la secuela de 'Objetivo: La Casa Blanca' (2013), que tras el éxito logrado, con más de 160 millones de recaudación, por esa historia y estos personajes, tienen aquí su continuación en una nueva aventura creada por los mismos guionistas que dieron origen a la anterior y basada en los caracteres que ellos idearon.
En esta ocasión el Presidente de los Estados Unidos acude a Londres para asistir al funeral del Primer Ministro británico, fallecido en misteriosas circunstancias, momento que es aprovechado por los terroristas para crear el caos en la capital británica y tratar de asesinar a los principales líderes mundiales que componen el G8. El presidente acude en la compañía de su habitual guardaespaldas Mike Banning y de la Directora del Servicio Secreto, Lynne Jacobs.
Para ello comienzan imponiendo el terror en distintos puntos emblemáticos de la ciudad de Londres atacando a los monumentos más famosos como las torres de la Abadía de Westminster, la catedral de San Pablo, el puente de Chelsea y el mismísimo Parlamento, aunque el objetivo final sea la persona del Presidente americano al que desean ejecutar en directo a través de las redes sociales como venganza y para escarmiento según declaran los terroristas enviados por Kamran Barkawi.
El espectáculo conseguido en la anterior en el ataque a la Casa Blanca ahora se ve multiplicado y al ser no ya en un edificio como ocurría allí, aquí tiene la ventaja de tener toda una ciudad para esconderse al ser perseguidos por innumerables terroristas que surgen como moscas en cualquier momento y lugar, lo que da ocasión a situaciones y escenas mucho más espectaculares, aunque también sean más increíbles, a veces por lo exagerado de las acciones tratando ser más emocionantes ya que de todos los ataques salen indemnes, como por otra parte es habitual en esta clase de producciones.
Está dirigida con oficio y eficacia por el iraní Babak Najafi, director afincado en Suecia, que ha sustituido en esta ocasión a Antoine Fuqua.
La cinta no engaña a nadie, es entretenida aunque las soluciones para salir vivos son increíbles así como lo que se monta en las calles londinenses.
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