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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el año 1955, el actor Burt Lancaster y su compañero de la productora, Harold Hetch, estaban aborrecidos del imperio capitalista de Hollywood, así que decidieron invertir su dinero en una película que, a priori, era lo menos comercial posible.
Eligieron para este menester hacer la versión fílmica de 'Marty' (1955), un show de la televisión norteamericana que había obtenido un gran éxito de la audiencia.
Para la versión cinematográfica volvieron a contar con el guionista, Paddy Chayefsky, y el director, Delbert Mann, que fueron también los autores de la versión para la televisión.
En este caso el principal personaje protagonista del poco agraciado Marty recayó en Ernest Borgnine, sustituyendo en esta ocasión a Rod Steiger, que fue quien lo interpretó para la pequeña pantalla.
A pesar de la modesta intención inicial de su producción, el film se convirtió en un clásico de buenos sentimientos, que tuvo una grandiosa e inesperada repercusión en la taquilla.
Un día Paddy Chayesky y Delbert Mann se asomaron a la paz de un domingo neoyorquino y vieron claramente que en él no existía el descanso, sino la búsqueda y la inquietud, algo así como el ruido y la furia, como el hablar de un idiota.
Por ello eligieron como protagonista de su historia a un carnicero gordo, vulgar y buena persona, un hombre cualquiera, sin formación pero con un instinto infalible.
Marty no se da cuenta de que el corazón es un cazador solitario que puede estar ocioso, que necesita alguien en quien mirarse y que puede sentirse desamparado entre la multitud más compacta, entre los amigas más íntimos.
Hay hombres que no saben que el hombre no busca compañera solamente para continuar la vida, sino para realizarse a sí mismo.
Posiblemente no pensaron en hacer una película perfecta, sin embargo demostraron ser hombres rectos que buscaban la verdad, que miraron alrededor y no falsearon lo que veían.
Se trata del entrañable drama de las relaciones de un gordo carnicero de mediana edad y de una sencilla maestrita poco agraciada, vecinos del barrio neoyorquino del Bronx, que han renunciado a la idea del amor, se conocen incidentalmente en un baile y se enamoran.
Este hombre es simpático y servicial, pero no tiene éxito con las mujeres.
Él es el último de seis hijos, el único todavía soltero, que vive con su madre, una italiana dominante.
Es socialmente algo torpe y se enfrenta a la mediana edad sin muchas perspectivas de matrimonio y a una posible soltería permanente.
Como se acerca peligrosamente a cumplir los cuarenta años, sus amigos le recomiendan que se case lo antes posible.
Su madre lo incita un día a ir el sábado por la noche al Salón de baile Stardust, donde conoce inesperadamente a Clara, una maestra solitaria.
Cuando se encuentra casualmente con esa muchacha, que no es brillante, tampoco excesivamente guapa, pero tiene una sencillez y una ternura que la convierten en la esposa ideal para él.
Ambos se van conociendo poco a poco y se unen en un delicioso idilio capaz de superar el complejo que aqueja a los dos al enfrentarse con los problemas familiares que los rodean a ambos, en colaboración con un amigo de Marty.
Un buen guion del intelectual Paddy Chayefsky, uno de los escritores más reputados de los años 50, especializado tanto en el retrato de gente sencilla, como en la visión ácida de la sociedad norteamericana.
Un drama exquisito por su desarrollo y la profundidad de su tema tan humano, sacado del vivir cotidiano, con un estilo sencillo y naturalista.
Magnífico el trabajo de Ernest Borgnine y muy buena la fotografía de Joseph LaShelle y la música de Roy Webb.
Oscar para la película, Ernest Borgnine, dirección y guion. Premio Bodil al film. Bafta para Ernest Borgnine y Betsy Blair. Palma de oro y premio OCIC en Cannes. Premio de los directores americanos. Globo de oro para Ernest Borgnine. Premio NBR para la cinta y Ernest Borgnine. Premio de los críticos de Nueva York a la película y Ernest Borgnine. Premio WGA para el guion.
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