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CRITICA
Por: PACO CASADO
La cinematografía británica es muy dada a llevar sus hechos históricos y sus personajes a la pantalla. En esta ocasión lo hace con unos más modernos, como la Reina Elizabeth II aún viva, mientras que su hermana Margaret falleció en 2002.
Basada en hechos reales, en una recreación libre de lo que pudo pasar, está ambientada en el 8 de mayo de 1945, el Día de la Victoria en Europa.
Acaba de terminar la Segunda Guerra Mundial, las celebraciones se dan por todos lados y en la ciudad de Londres también hay fiesta por el final de la contienda bélica.
En el Palacio de Buckingham viven dos princesas con ganas de unirse al pueblo en la calle, la joven Elizabeth (19 años), la futura reina, y su hermana Margaret (14 años), que salieron de incógnito para celebrar el final de la guerra como el resto de las personas y se fueron a bailar al Ritz.
Tras obtener el permiso de sus padres no se lo pensaron dos veces y aprovechando el jolgorio general, las herederas del trono vivieron de incógnito unas experiencias nuevas en una noche inolvidable que pasaría a la historia, arriesgándose incluso a estar expuestas a la delincuencia, mientras el rey George IV prepara su discurso junto a su esposa la reina Elizabeth I.
Está correcta y agradablemente dirigida por el inglés Julian Jarrold, uno de los directores más reconocidos del cine británico, que ha hecho múltiples trabajos para la BBC y títulos tan interesantes como La joven Jane Austen (2007) o 'Retorno a Brideshead' (2008) es el realizador apropiado para llevar a cabo adecuadamente este su quinto largometraje, con una puesta en escena académica y eficaz, en forma de simpático cuento, con una perfecta ambientación de la época en la que se desarrolla la historia, como por otra parte es habitual en esta cinematografía.
Muy bien interpretada tanto por la joven Sarah Gadon en el papel de Elizabeth y Bell Powley encarnando a Margaret que se mete en los sitios menos adecuados para una princesa, por cuyo trabajo se trajo el premio del Festival internacional de cine de Hamptons, así como Emily Watson y Rupert Everett en el de sus padres.
Es una historia inventada sobre las dos princesas en aquella noche feliz que recuerda mucho a 'Vacaciones en Roma' (1953), de William Wyler, aunque aquí en lugar de ser en la Ciudad eterna y con un periodista norteamericano lo es con Jack Hodges un piloto con ideas republicanas, de familia de clase trabajadora, que se ha escapado del cuartel sin permiso y se la juega al saltarse la disciplina militar y pasar la noche hasta el amanecer viviendo un romance con la princesa Elizabeth, buscando a su hermana Magaret, mientras que los oficiales que les pusieron para protegerlas las han perdido, lo que no resulta muy creíble.
Tiene gracia que mientras las princesas se lo pasan bien, su padre, el rey, prepara el discurso aunque aquí no le cuesta tanto hablar como en la película de 'El discurso del rey' (2010), Tom Hooper.
En la banda sonora además de la música compuesta para el film por Paul Englishby se incluyen algunos temas de Glenn Miller como American Patrol o In the mood que tan de moda estuvieron en esos años y posteriores.
Cinta amable, para el gran público, un poco ingenua, en la que la princesa pequeña, Margaret, resulta ser la más divertida, mientras que la joven Elizabeth es la más romántica, responsable y seria.
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