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CRITICA
Por: JOSÉ MONTESINOS
Los Estudios Disney han encontrado un filón inagotable, de momento, en sus clásicos animados. Si antiguamente le sacaban cada ciertos años más jugo con las numerosas reposiciones que hacían, de un tiempo a esta parte y dado el éxito, se están dedicando a ofrecernos remakes en acción real de aquellos inolvidables clásicos.
En esta cuestión ya hemos visto 'Alicia en el país de las maravillas' (2010) y su continuación este año, Maléfica y ‘El libro de la selva’ (2016) hace unos meses. Ahora Disney desempolva del cajón una película rodada en 1977 con personajes reales y animación. Se trata de “Pedro y el dragón Elliott’, una cinta que no tuvo mucho éxito al ser un musical y la cual sirve ahora al cabo del tiempo para que llegue a las salas ‘Peter y el dragón’ que no es otra cosa que el remake de esta.
Un niño pierde a sus padres en un accidente automovilístico mientras cruzan un gran bosque lo que provoca que este niño se las tenga que ingeniar en medio del bosque a merced de cualquier depredador pero enseguida aparece un dragón que lo cuidará.
Seis años después de estos hechos y cuando una agente forestal descubre que los hombres del aserradero están adentrándose por un lugar donde no deberían talar árboles descubre a este jovencito al que se lleva a la gran ciudad.
Al mismo tiempo el dragón es descubierto por los taladores y comienza la búsqueda del mismo, mientras el chico añora a su amigo Elliott el dragón.
Aunque este largometraje es el remake de ‘Pedro y el dragón Elliott’ en poco o nada se le parece ya que sus guionistas han construido una historia totalmente nueva alrededor de los dos personajes centrales de la vieja película.
A partir de ahí, la historia contiene todos los elementos clásicos de los films Disney, donde se hace referencia a la familia, a la amistad y por supuesto también al honor.
La historia que se detiene quizás algo en la primera mitad de la narración aligera el paso en una segunda parte llena de aventura y donde entra la mayor parte de los efectos especiales.
Los guionistas no se andan por las ramas y muestran una historia para todos los públicos donde tanto grandes como pequeños se pasan hora y cuarenta y cinco entretenidos y a la que no hay que ponerle más peros.
La dirección ha recaído en David Lowery del que vimos ‘En un lugar sin ley’ (2013) y el cual anda ya inmerso en la adaptación de un nuevo clásico Disney, ‘Peter Pan’ (2018).
Lowery sabe manejar bien los tempos, haciendo que el espectador se adentre sin problemas en la historia que narra, visualmente esplendida, con un pulso narrativo acertado y dosificando todas las cuestiones.
El largometraje es muy vistoso desde el punto de vista fotográfico, con unos hermosos parajes rodados en Nueva Zelanda y nada reprochables los efectos visuales. La música se acopla bien a las imágenes.
Y en el equipo artístico encontramos a Bryce Dallas Howard como protagonista adulta junto a colaboraciones de West Bentley, Karl Urban y el veterano Robert Redford, todos ellos correctamente junto al debut del jovencito Oakes Fegley.
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