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CRITICA
Por: PACO CASADO
No han sido muchas las adaptaciones al cine, aunque sí varias veces convertida en series de televisión y cortos, de la más famosa de las obras del aristócrata escritor y aviador francés Antoine Saint-Exupéry (1900-1944), publicada en 1943, e ilustrada en acuarela por el autor, ya que tan sólo recordamos haber visto la versión que hizo el director Stanley Donen con el título español de 'El pequeño príncipe' (1974) interpretada por un amplio reparto encabezado por Richard Kiley, Steven Warner, el recientemente fallecido Gene Wilder y Bob Fose, que se encargó además de la coreografía de una secuencia ya que en esa versión se le incluyeron varias canciones convirtiéndola casi en un musical.
A pesar de ser un libro de carácter infantil, que ha vendido casi 150 millones de ejemplares, sin embargo tiene una gran profundidad y poesía en sus contenidos ya que en él se trata de lo que significa hacerse mayor, de comprender el verdadero valor del amor y la amistad, del poder de la imaginación, de no olvidar los sueños infantiles, de la soledad, de no perder la esperanza, de la belleza de una rosa o del brillo de las estrellas, de un sentido filosófico de la vida y unas críticas sociales que posiblemente los niños no acaban de captar como los adultos.
Esto mismo hace que las adaptaciones cinematográficas aburran en cierto sentido a los más pequeños, algo similar a lo que ocurrió con 'Alicia en el país de las maravillas' (1951).
Presentada en el Festival de cine de Cannes es la nueva libre adaptación cinematográfica de la célebre novela corta de Antoine de Saint-Exupéry, la más famosa de sus obras, que por primera vez es realizada en animación en tres dimensiones con la ayuda de la técnica del stop-motion.
El norteamericano Mark Osborne, nominado al Oscar por 'Kung Fu Panda' (2008) dirige esta película en la que se le añade la historia de una niña de nueve años, educada de forma obsesiva por su rígida madre, que se hace amiga de su loco vecino, un viejo aviador, que la transporta a un universo en el que todo es posible: el del Principito.
En este caso el aviador y su amiguita aterrizan en el desierto del Sahara cuando se les acaba la gasolina y allí encuentran a un pequeño niño rubio procedente de otro planeta que le pide que le dibuje una oveja y termina presentándole a una serie de personajes de los que ha aprendido algo más de este planeta llamado Tierra tan lejos de su pequeño asteroide B 612.
Como se apunta más arriba es una versión un tanto libre ya que en esta ocasión se le ha introducido el personaje de la niña y también el de la madre que no aparecen en el cuento original.
No se encuentran en el film algunos de los pasajes del libro que han sido desechados para no hacerlo demasiado largo, que ya de por sí lo es con sus 108 minutos para ser una producción infantil, en comparación con la escasa hora y media que duraba la de Stanley Donen, a pesar de que se le incluían las canciones de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe que fueron nominadas al Oscar así como la música que a su vez ganó el Globo de oro.
El trasvase de una obra literaria al cine nunca ha sido fácil ya que algunas partes se han de quedar fuera por no ser muy cinematográficas y más si se trata de un cuento infantil que debe llegar al público al que va destinado.
La poesía y el sentido del libro no obstante están ahí aunque de forma abreviada expuestos en unos dibujos un tanto originales muy diferentes a los que nos suelen ofrecer el cine americano.
Ganó el César del cine francés a la mejor cinta de animación.
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