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CRITICA
Por: PACO CASADO
Han pasado ocho años y Bridget Jones vuelve a estar soltera y disfrutando de esa libertad, pero tiene miedo a la soledad, aunque no a exponer sus defectos, a pesar de que ya no bebe, no fuma y no se obsesiona con su figura.
Ahora trabaja como productora de un programa informativo en la televisión, rodeada de nuevos y viejos amigos, teniendo todo bajo control. Vive en un pequeño apartamento en el centro de Londres y acaba de cumplir 43 años.
Todo va bien hasta que su vida amorosa se cambia cuando tropieza en un festival de música con Jack, un apuesto, elegante y seductor millonario, con el que tiene un fugaz encuentro sexual, al igual que ocurre otro tanto al poco tiempo con su gran amor Mark Darcy, fruto de lo cual se queda embarazada, pero no sabe, ni quiere saber, cual de los dos es el padre, a pesar de los muchos adelantos que hay en esa materia con el ADN y se lo comunica a ambos, lo que hace que se mantenga la intriga largo tiempo.
Esperada tercera parte de esta serie en la que Bridget Jones se convierte en madre cuarentona, algo que deja entrever el propio título de la película, en la que Patrick Dempsey sustituye a Hugh Grant como pieza del triángulo amoroso que completa Colin Firth.
Tras su ruptura con Mark Darcy, que está en proceso de divorcio con su actual esposa, la vida de la heroína creada por la novelista Helen Fielding, aunque esta vez no está basada en ninguna de sus novelas, sino inspirada en sus artículos periodísticos, toma una nueva dirección en esta nueva entrega de sus aventuras.
En el guion interviene Emma Thompson que hace además el mejor papel del film, encarnando a la doctora Rawling, la divertida ginecóloga que es consultada por Bridget.
La prolongación del suspense sobre el embarazo acerca de saber quién es el padre de la criatura no es más que un viejo truco de guion para alargar innecesariamente la trama de la cinta que se prolonga demasiado, sin mucho sentido, lo que al mismo tiempo creemos que le hace perder el ritmo que es necesario en una comedia que se precie, aunque hay que agradecerle que no se haga eco de las nuevas tendencias actuales de este género.
En la interpretación encontramos a una Renée Zellweger muy envejecida, (¿o es producto de una mala cirugía estética?) sin apenas maquillaje, como otro tanto ocurre con Colin Firth, siendo Patrick Dempsey quien aporta algo de juventud y alegría en sus intervenciones a este nuevo triángulo amoroso.
La dirección corre a cargo de británica Sharon Maguire que vuelve a hacerse cargo de este tercer capítulo tras haber iniciado la serie con 'El diario de Bridget Jones' (2001), que supuso su ópera prima, que la abandonó para ser madre, por lo que de la segunda entrega, 'Bridget Jones: Sobreviviré' (2004), se encargó Beeban Kidron de dirigirla.
Maguire esta vez no logra darle el ritmo necesario a esta comedia, aunque a lo largo de la trama siempre hay algunos momentos que resultan divertidos, pero su dirección parece haberse quedado anticuada.
Cuenta con una agradable banda sonora festoneada por canciones muy conocidas.
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