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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ante todo hemos de aclarar, según declaración del propio director, que el título no tiene nada que ver en absoluto con el tema de esta película, sino que no sabía qué nombre ponerle y escogieron éste de un guion que tenía escrito, pero que no se pudo realizar, que le pareció bonito, lo que no deja de ser una humorada sin sentido.
Cuenta un conmovedor viaje místico por el espectacular paisaje de las montañas marroquíes.
Una caravana es conducida por un sheikh (jeque) anciano y moribundo que quiere acabar sus días en Sijilmasa, su pueblo, que la guía a través de las montañas del Atlas marroquí.
Su deseo es ser sepultado junto a sus familiares cercanos más queridos. Pero la muerte no espera y ésta se produce durante la travesía.
Los componentes de la caravana se niegan a transportar el cadáver ante las dificultades que ofrece atravesar las escarpadas cumbres de las montañas nevadas, y los obstáculos que se pueden presentar en forma de accidentes geográficos y fenómenos meteorológicos.
Pero dos pícaros, Said y Ahmed, que viajan con ellos, dicen que conocen el camino y se prestan a hacerlo, por una cantidad de dinero cobrado a la viuda, aunque no tienen la intención de cumplir el trabajo a realizar de llevar el muerto a su destino.
Paralelamente a esta historia transcurre otra brevemente en la que Shakib es elegido para conducir un coche cuyo destino es ayudar a los componentes de la caravana que se queda muy en el aire y no tiene el más mínimo sentido.
El film tiene un afán aventurero en esta historia de unos perdedores que no les conduce a ninguna parte y que terminan queriendo ser héroes, pero al final el metraje no les deja o al menos no nos lo muestra.
A lo largo del viaje, con bellas imágenes del paisaje en el que transcurre la acción, se habla de fe y espiritualidad, plena de elementos esotéricos.
En este sentido la cinta tiene mucho de las producciones del género del desierto, que suelen ser bastante aburridas con tanta arena, aquí con tanta montaña y nieve, aunque algunos han querido ver en esta historia un western a lo John Ford, nada más lejos, ya que lo que el director pretende es ensayar con la dimensión mítica y a veces mística del cine en esta historia en la que a veces juega con el misterio y otras resulta misteriosa, porque hay elipsis que no están explicadas de algunas situaciones que ocurren durante el cansino viaje.
En cuanto a los actores son todos no profesionales menos el que interpreta el personaje de Ahmed, Shakib Ben Omar, que tiene la experiencia de haber actuado en los escenarios teatrales.
Al parecer lo que se pretende con esta película es que el espectador entienda que no hay nada que entender, ya que el cine es un arte que el público no puede dominar.
Está correctamente contada pero lo que nos cuenta no nos interesa para nada y además lo deja inconcluso.
Está dirigida por Oliver Laxe, nacido en París, hijo de emigrantes gallegos, que hace con éste su segundo largometraje tras debutar con 'Todos vós sode capitáns' (2010) que es también el responsable del guion junto con Santiago Fillol.
Gran premio de la Semana de la Crítica en el festival de cine de Cannes. Mejor actor Shakib Ben Omar y mejor película en el Festival de El Cairo. Premio especial del jurado en el Festival de cine europeo de Sevilla.
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