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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estrenada en el Festival de cine de Toronto, cuenta el drama que se produjo el 20 de abril de 2010 en el que la plataforma petrolífera Deepwater Horizon, situada a 64 kilómetros de la costa de Louisiana, sufría un importante incendio, provocando su explosión y posterior hundimiento dos días después.
La catástrofe se saldó con la vida de once trabajadores cuyos cuerpos nunca fueron recuperados, y otras 16 personas resultaron heridas, además de causar uno de los desastres medioambientales más graves de la historia de Estados Unidos.
50.000 barriles de crudo al día resultando cerca de 5 millones de ellos fueron vertidos a las aguas del Golfo de México, resultando el mayor de la historia, provocando graves e irreparables daños en el ecosistema marino.
Esta película denuncia la precariedad de medios con la que trabajaban y que la British Petroleum no se gastara 100.000 dólares en arreglar el problema que ocasionó la catástrofe, centrándose más en el drama humano que en el problema que ocasionó el vertido en el ecosistema.
El film recuerda el cine clásico de catástrofe de otra época con una hora final verdaderamente espectacular, en la que destaca la solidaridad entre los 126 trabajadores que actuaban ese día en la plataforma a la hora de salvar a los compañeros en peligro, arriesgando al mismo tiempo sus propias vidas.
El guion que está basado en un artículo aparecido en el New York Times, además de una serie de entrevistas con 21 de los supervivientes, se entretiene en una primera parte bastante larga que ocupa casi toda una hora de metraje en una serie de disquisiciones más o menos técnicas que no llegan a los espectadores a menos que se sea un profesional en la materia. Ésta arranca con Mike Williams, jefe de mantenimiento de la plataforma, despidiéndose de su esposa para acudir a trabajar, lugar donde debía permanecer durante tres semanas.
El contraste se produce en la segunda parte con el resto de la duración de la trama en la que se provoca la catástrofe que recuerda a las cintas de esas mismas características como 'El coloso en llamas' (1974), solo que aquí no hay pisos sino la claustrofóbica plataforma en la que viven y trabajan tantos empleados, algunos de ellos disconformes por la condiciones en que laboran y las dificultades que encuentran para llevar a cabo su misión.
El problema que tiene esta segunda parte es un montaje en corto, excesivamente crispado, que hace que apenas sepamos en todo momento en donde estamos y cual es la situación de la cada uno de los protagonistas, resultando algo embarullado y eso le resta dramatismo, emoción y suspense a la trama.
Eso no quita para que destaquemos la excelencia de los efectos especiales que muy bien pueden ser candidatos a obtener el Oscar.
En esos momentos se incluyen algunos flash de la preocupación de la esposa del protagonista cuando se entera de la magnitud de la catástrofe temiendo por la vida de su marido.
Por otra parte los actores que componen el estupendo reparto hacen un trabajo correcto cumpliendo con sus respectivos papeles.
Tras los créditos finales podemos ver las imágenes de los verdaderos protagonistas de esta historia y la situación actual de los mismos.
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