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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine americano está dispuesto a pasar a todos los cómicos del programa Saturday Night Live al cine, ya que parece que hay falta de ellos en la gran pantalla o no triunfan los que salen.
Es ahora Adam Sandler quien le produce a su amigo y compañero de ese programa, David Spade, una película para que se luzca. Pero el argumento no puede ser más estúpido, por lo que creemos que más que hacerle un favor le ha puesto una zancadilla.
Dickie Roberts fue un niño prodigio que se hizo famoso gracias a la serie que interpretaba en la tele.
Cuando ya no tenía edad la abandonó, el público se olvidó de él y ahora a sus 35 años está de guardacoches.
La cuestión es que se acuerda de la fama que disfrutó y quiere recuperarla, para lo que se presenta a un casting que hace el director Rob Reiner para una comedia, pero le rechaza porque no es natural, debido a su infancia.
No se le ocurre otra estupidez mayor que contratar a una familia para aprender a ser un niño normal.
El guion, ya de por sí absurdo, posee algunas escenas realmente ridículas con un tío de 35 años haciendo cosas de críos.
Por mucha crítica que se quiera hacer de los niños prodigios, de lo efímera que es la fama televisiva o que el público olvida pronto a esos ídolos, cualquiera puede serlo por poco tiempo, la historia no cuela, aunque tenga algunos detalles tiernos y como siempre una defensa de la familia y las buenas costumbres.
El director de 'George de la jungla' (1997) y 'Qué más puede pasar?' (2001) tampoco ha dado la talla esta vez.
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