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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una nueva película sobre un superhéroe que no necesita presentación, que casi hace ochenta años desde que apareció en los comics por lo que cada generación ha conocido un Batman diferente y para ello el que nos llega ahora en versión animada y realizada con los elementos del juego infantil de LEGO.
De esta forma la cinta le hace propaganda a la juguetera y lo conocido de la firma le favorece a su vez al film.
Si en 'La Lego película' (2014) era un personaje secundario, ahora en esta segunda de la juguetera es el protagonista absoluto en una historia que reúne a un gran número de sus enemigos y algunos de sus aliados.
El film nos presenta a un hombre murciélago egocéntrico y narcisista que se enfrenta a un grupo de villanos liderados por El Joker que los ha liberado de la Zona Fantasma, que pretende destruir la ciudad de Gotham y ser su peor enemigo y el más odiado por Batman, mientras paralelamente Alfred, su mayordomo, le obliga a adoptar a Dick Grayson, un niño huérfano.
La llegada de una nueva comisaria, Bárbara, la hija de Gordon, cambiará la relación con la policía.
Lo mejor de la cinta es que más que acción y aventuras, que las hay a raudales, es muy cómica y divertida ya que antes de los créditos, el protagonista ya se ríe de las frases que aparecen y lo peor el doblaje español de voces muy conocidas que nos distancian de los personajes a los adultos, porque los niños no las reconocen.
Tras el éxito de sus videojuegos y de 'La Lego Película' (2014), la conocida marca de juguetes vuelve a apostar por la animación cinematográfica con este nuevo film protagonizado por el caballero de negro de DC Cómics en su versión más gamberra.
Se están produciendo cambios en la ciudad de Gotham y si el irreverente Batman quiere acudir a salvar a su población de la conquista de El Joker, tendrá que plantearse dejar de actuar en solitario, intentar trabajar con otros compañeros y aprender a relajarse.
Tenemos así a un Batman oscuro, atormentado y solitario, el alter (L)ego de Bruce Wayne, que no deja de ser un personaje ridículo en esta versión, Alfred en cambio es paternalista y una especie de su conciencia.
El director y sus cinco guionistas han creado una cinta con un espíritu anárquico y humor a tope, con un montaje que a veces resulta demasiado rápido.
Con Seth Grahame-Smith en el guion, autor de los de 'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' (2012) y 'Orgullo más Prejuicio más Zombis' (2016), la verdad es que no confiábamos mucho a priori de lo que pudiera salir de esta historia, pero se ve que los cuatro compañeros en la tarea han debido aportar la comicidad necesaria.
Película rodada con las piezas de Lego que se burla de forma divertida de todas las versiones últimas llevadas al cine, con colores brillantes en la fotografía, la pena es que la rigidez de las figuras no les permita expresar con gestos más modulados sus acciones en las que se deslizan algunos guiños cinéfilos que la grey infantil no alcanza a captar pero sí los adultos aunque sea muy de pasada.
Hay una cierta rivalidad con Superman, se muestra orgulloso, no quiere que el niño le llame papá, desea luchar solo, se resiste a formar una familia, pero termina por reconocer que cuando finalmente va a combatir sin la compañía de los demás tenía miedo de sentir el dolor que se nota cuando se pierde a alguien cercano y acaba por admitir que el niño, Alfred y Bárbara son como su familia, con lo que una vez más el cine americano recalca la importancia de ésta.
La dirección corre a cargo del debutante Chris McKay que lleva el film a un ritmo tal vez excesivo.
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