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CRITICA
Por: PACO CASADO
Alec vive en Londres, trabaja arreglando aparatos eléctricos en una empresa que no va económicamente bien, se acuesta con mujeres casadas, le gusta apostar en las carreras y bebe alcohol como si no hubiera mañana.
Su vida es un completo desastre hasta que un día, su tío Raymond le propone pagar todas sus deudas a cambio de irse a vivir durante un año al extranjero, concretamente a Lunenburg, un bonito pueblecito de Nueva Escocia, en Canadá, de donde procede su familia.
Una vez allí, el joven intenta buscar trabajo en la pequeña localidad en la que vive poniendo un anuncio en el periódico local cuya empresa titula como "El curandero" (de aparatos eléctricos, se entiende) pero no se publica correctamente, lo que origina confusión en los habitantes del lugar y accidentalmente descubre que tiene el don de curar a las personas, pero ni siquiera cree en su propia habilidad.
Cecilia, la joven veterinaria del pueblo, le ofrece trabajo mientras le llegan los clientes, y tendrá que plantearse entre tanto lo que de verdad importa.
En su lucha por comprender su nueva realidad, Abigail, una adolescente de 14 años con cáncer le mostrará el camino.
El español, de origen mexicano, Paco Arango que primero fue cantante y compositor de algunas canciones, terminó escribiendo, produciendo y dirigiendo un par de serie de televisión para desembocar finalmente en lo que al parecer es lo que más le gusta, el cine, debutando en el largometraje directamente con 'Maktub' (2011) y ahora nos ofrece el segundo título de su filmografía realizado en tierras americanas y canadienses.
La película tiene un cierto aire a las clásicas de Frank Capra, en un tono de comedia, drama y realismo mágico muy divertido con los líos en los que se ve metido el protagonista de esta historia que tiene escenas cómicas, algo de religioso sin sermonear, de esotérico que tanto le gusta a las comunidades americanas de esta clase, que resulta en definitiva un film muy entretenido.
La narración transcurre de forma fluida, por momentos algo previsible, aunque tenga algunos giros que parece que no se va a producir el happy end previsto para contentar a todos los espectadores, aunque se contradiga en ciertos momentos de la trama.
La acertada fotografía de Javier Aguirresarobe saca buen partido a los bellos paisajes del bonito pueblecito canadiense.
Oliver Jackson-Cohen y Camilla Luddington forman una simpática pareja que encarnan correctamente sus divertidos papeles a los que se suman el veterano actor británico Jonathan Pryce y la simpática intervención de Kaitlyn Bernard en el papel de Abigail, la adolescente con cáncer.
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