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CRITICA
Por: PACO CASADO
Inglaterra 1865. Katherine es una joven de origen humilde que ha sido comprada, por motivos económicos, por un rico terrateniente para que sea la esposa de su hijo con el que debe casarse para procrear y continuar la familia, que se ve así como una esclava sexual.
No obstante comienza con la esperanza de que su matrimonio funcione, está abierta a ser su mujer y la madre de sus hijos, pero desde la misma noche de boda todo empieza mal.
Él es un aristócrata mayor que ella, que le dobla la edad, que se ha convertido en la mujer de un hombre amargado, al que no quiere, controlado por su padre, que a su vez le hace la vida difícil, que sufre la humillación tanto del marido como de su tiránico suegro con el que viven.
Esta angustiosa relación la transforma en una mujer desesperanzada que busca su lugar en un mundo dominado por las leyes de los hombres.
Su vida da un giro cuando durante una prolongada ausencia del esposo se siente atraída por Sebastián, un joven mozo de cuadras que trabaja en la finca de su marido, del que se enamora, con el que empezará una relación sexual, desencadenando una pasión que le otorgará la suficiente fuerza para que nada se interponga en su lucha por cumplir sus deseos.
Hay que aclarar que no es el drama de William Shakespeare. El guion, de la actriz y escritora Alice Birch, está basado en el relato corto Lady Macbeth de Mtsensk, de Nikolái Leskov, publicado en 1865, libremente inspirado en la obra del escritor inglés y en un hecho real, que se ha convertido en un clásico de culto.
Hay una versión cinematográfica anterior Sibirska Ledi Magbet (1962) de Andrezj Wajda, de esta misma historia.
El guion, que introduce algunos cambios respecto al texto original, conserva los temas principales, entre otros la vida en las comunidades rurales inglesas del siglo XIX, la subordinación a la que se veían sometidas las mujeres o el amor ilícito apasionado en el que incurre la protagonista que no sufre en silencio sino que lucha por su independencia de manera hasta sanguinaria.
Es una combinación de las novelas clásicas de Jane Austen o Jane Eyre con una narrativa concisa de cine dramático de intriga con un punto erótico, ubicado en la campiña inglesa, que da un giro radical e imprevisible en el tercio final.
Es una producción con un perfecto acabado técnico que ofrece un comportamiento distinto en la percepción de la mujer de aquella época, en la que Katherine descubre hasta dónde puede llegar para ser libre, porque no está dispuesta a seguir las normas que marcan los hombres.
Película modesta, que dosifica la intriga con la tensión, con ritmo lento, escasos y expresivos diálogos, que mantiene bien la atención y el interés del espectador.
El director británico de teatro y ópera William Oldroyd debuta en el cine con esta adaptación que traslada de la Rusia zarista a la Inglaterra victoriana de 1865, con una fiel recreación, con un vestuario austero y sobrios decorados, enclavada en un paisaje salvaje y agreste, que retrata hasta dónde pueden llegar las acciones de una mujer para ser libre en el ambiente reprimido de la época en la que vive.
La joven actriz casi debutante de 21 años Florence Pugh hace un gran trabajo del personaje, encerrado en un caserón desangelado, maltratada psicológicamente y sin apoyo familiar, en un ambiente asfixiante de violencia contra la mujer que le lleva a esa situación moral, capaz de mostrar desde la más virginal candidez a la más feroz y cínica rebeldía.
Film con una ambientación minimalista y una fotografía de colores oscuros y fríos, que habla del talento del nuevo director con su académica y cuidada puesta en escena de largos planos fijos y su de notable protagonista.
Premio de la crítica a Florence Pugh en el F. de Dublín. Mejor actriz Florence Pugh en el F. Jameson Dublín. Premio Cineuropa a William Oldroyd en el F. de Les Arcs y en Palm Springs. Premio Fipresci en S. Sebastián, Zurich y Tesalónica.
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