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CRITICA
Por: PACO CASADO
Continua el cine americano con las series que nos recuerdan a aquella producciones de los años 40 que se proyectaban por "jornadas", ahora denominadas "secuelas o precuelas" pero en definitiva es lo mismo, las cosas no han cambiado mucho desde entonces.
La novela de Pierre Boulle ha dado lugar a dos grupos de películas, uno primero que se inició con 'El Planeta de los simios' (1968), de Franklyn J. Schaffner, que era realmente magnífica, la mejor de todas, que no ha sido superada, a la que siguieron dos mediocres secuelas 'Regreso al planeta de los simios' (1970), de Ted Post y 'Huida del planeta de los simios' (1971), de Don Taylor.
Pasado los años se hizo un remake de la primera 'El planeta de los simios' (2001), de Tim Burton, que no igualaba ni por asomo a aquella, a la que ha seguido la trilogía que según se nos dice se cierra ahora, compuesta por 'El origen del planeta de los simios' (2011) de Rupert Watt, 'El amanecer del planeta de los simios' (2014) de Matt Reeves, que ha tomado el relevo con la que comentamos, 'La guerra del planeta de los simios' (2017).
César y sus congéneres los simios son forzados a un conflicto mortal con un ejército de seres humanos dirigidos por un coronel implacable.
Tras innumerables pérdidas de los simios, César lucha con sus instintos más oscuros y comienza a buscar la manera de vengar a los suyos.
A medida que la guerra va llegando a su final César y el Coronel se enfrentan cara a cara en una batalla épica que va a determinar el destino de las dos especies y el futuro del planeta.
Se trata del final de la trilogía que sigue en la línea de las dos anteriores como una manera de lo que iba a pasar posteriormente con los simios.
Está realizada como la típica gran producción de estudio de Hollywood pero va en contra de sus propias normas, ya que se aparta de lo que habitualmente solemos conocer como un blockbuster, ya que no tiene los elementos propios de éstos, haciendo en este caso una apuesta un tanto arriesgada.
La acción es relativamente mínima, con una historia bien contada, con una puesta en escena en general interesante, filmada en un formato panorámico que da realce a los paisajes en los que está situada la acción, como lo hacen pocos directores hoy día, y la música es de lo mejor que ha compuesto en mucho tiempo Michael Giacchino.
El principal problema que tiene, de cara al gran público, es que buena parte del metraje es subtitulado, incluso en la copia doblada, de todas las comunicaciones de los simios cuando hablan entre ellos, ya que tan sólo tiene ese don César y pocos más, y son ellos prácticamente los que llevan la mayor parte del protagonismo de la historia.
Posee un fallo de ritmo, ya que es demasiado larga, con un cuarto de hora menos hubiera sido más ágil, aunque tiene emoción, intensidad y algunos momentos emotivos a lo largo de su narrativa, que es como un bocadillo ya que comienza con una acción de guerra y termina con otra, mucho más espectacular que la primera, y entre ellas toda la dialéctica de César con el Coronel y la reflexión de la relaciones entre simios y humanos, siendo en este caso estos últimos los que peor se portan, de forma estúpida.
Esto hace que el espectador se ponga de parte de los simios, que son apresados y recluidos como en un campo de concentración, donde los hacen trabajar sin darles comida, ni agua y al menor síntoma de rebelión son castigados o en el peor de los casos sacrificados.
Es una especie de metáfora de la falta de humanidad de los poderosos para con los más débiles.
Los dos bandos están encabezados por Woody Harrelson en el personaje del Coronel y Andy Serkis que hace un gran bajo como César.
Tiene una historia más densa de lo que es habitual en este tipo de producciones, mucho más intimista, con menos acción de lo que el título da a entender o que pudiera imaginarse que posee.
Matt Reeves se inició en el largometraje en solitario con 'Mi desconocido amigo' (1996), para hacer a continuación, a nuestro entender, un film lamentable que fue Monstruoso (2008) y tras ello parece que retoma el buen camino con 'Déjame entrar' (2010) y ahora continúa con 'La guerra del planeta de los simios' (2017) en un ejemplo de cómo hacer cine comercial inteligente y muy aceptable.
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