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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras su estupenda 'Underground' (1995), Emir Kusturica decidió hacer un documental sobre una boda gitana y los músicos que en ella intervienen, ya que es un tema que conoce muy bien por haber convivido de pequeño con ellos y que ya trató en 'El tiempo de los gitanos' (1989), pero terminó encargando a su guionista habitual un pequeño argumento para sustentarlo.
Gira en torno a dos padrinos mafiosos. Uno de ellos es engañado por el hijo del otro para comprar un buen número de tanques de gasolina de contrabando a bajo precio, pero cuando es descubierto le obliga a que se case su hermano más joven con su hermana, que es enana, cuando el chico a quien quiere es a otra mujer más joven y guapa.
El film comienza de forma alocada, con una cascada de imágenes muchas veces surrealista para centrarse finalmente en la boda antes apuntada que termina como el rosario de la aurora.
La verdad es que toda la cinta está en esa misma línea, con una inventiva desenfrenada y con una serie de hechos a cual más disparatado y alucinante.
El problema es que ese abigarramiento de luminosidad, de colorido, de música que nos emborracha, ya no nos resulta nuevo. Se lo hemos visto a Kusturica en muchas de sus películas y no nos llama nada la atención.
No hay que dejar de reconocerle su mérito, pero en este caso cuenta con un guion bastante embarullado, con situaciones increíbles que a veces nos parecen auténticas tomaduras de pelo. Pero así es el cine de Kusturica, se toma o se deja.
Este film ganó el León de plata al mejor director, el Premio Linterna mágica y el prequeño León de oro en la pasada Mostra de cine de Venecia.
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