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CRITICA
Por: PACO CASADO
Era frecuente que los alumnos de la Escuela de Cinematografía cuando debutaban, volcaran sus propias experiencias en el guión de su ópera prima. Algo de eso le ocurre a Enrique Oliver, director cubano, emigrado a Boston, a la hora de su primer largometraje.
Cuenta su vida, distorsionada con tintes surrealistas.
Una familia cubana emigra a Estados Unidos aunque sigue anclada a sus raíces, salvo el hijo, Robertico, que ansía ser un american boy y se lleva todo el día pegado al televisor viendo su serie favorita, La familia perfecta, hasta que logra introducirse a través del aparato en ella, mientras su madre sigue haciendo el pavo en salsa porque es más jugoso en lugar de relleno en el Día de Acción de Gracia. Para tratar de recuperarlo, la abuela ruega a la Virgen del Exilio que le ayude, y ésta se le aparece.
El intento de hacer una parodia de la emigración cubana es interesante pero sólo con las intenciones no se logra una buena película. El guión es malo. No era necesario meter el surrealismo por medio, ni echar mano de la Virgen para que fuera divertida, ya que lo que se consigue es todo lo contrario, que muchas situaciones parezcan absurdas y ridículas, echando a pique un film que hubiera sido una estupenda parodia de situaciones divertidas si se hubieran madurado más, desaprovechando algunos actores que están bien.
En definitiva un fallido intento de hacer una agridulce comedia sobre el exilio cubano.
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