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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los festivales de cine de Toronto y San Sebastián llega a las carteleras españolas 'La vida y nada más' (2017), de Antonio Méndez Esparza.
Muestra la realidad de una familia difuncional, la de Regina, una madre soltera de color, que vive al norte del estado de Florida con sus dos hijos, Andrew de 16 años y Ry'nesia de 4, cuyo padre está en prisión, en un contexto de desigualdad social, luchando con la precariedad, tratando de llegar a fin de mes, al mismo tiempo que pelea en su soledad contra la rutina y las dificultades del día a día, en una historia que sucede en Florida, pero que igual puede ocurrir en cualquier otra parte del mundo.
Su historia puede convertirse en universal, con unos personajes realistas, en la que la protagonista está encarnada por Regina Williams, a la que le acompaña su verdadera hija de tres años y así fue más fácil para el rodaje, en cambio Andrew, el director le dio completa libertad para componer el personaje, siendo todos ellos actores no profesionales, rodada en escenarios naturales y con un corto presupuesto.
Comienza en un juzgado de Florida donde Andrew, un adolescente de 16 años, es acusado de pequeños delitos, fruto de las malas compañías, e intenta convencer al juez de que va a cambiar con la ayuda de su madre para no ir a la cárcel.
Únicamente la amenaza de la ley le hará modificar su conducta.
A su padre apenas lo ve porque está en prisión y su madre intenta que no acabe también, pero llega a casa cada noche agotada de trabajar en un diner de comida rápida y poco puede hacer para darles una vida mejor a él y a su hermana pequeña a la que Andrew recoge del colegio y la cuida entretanto vuelve su madre.
El madrileño Antonio Méndez Esparza, reconoce la influencia de los directores neorrealistas a la hora de hacer su cine para retratar la desigualdad social en los Estados Unidos, en donde las clases bajas tienen cada vez menos opciones de salir adelante y luchan para sobrevivir que es los que intenta reflejar el film.
En este drama familiar se expone el problema de la integración negra en Estados Unidos, los prejuicios raciales y cómo llevan la marginalidad luchando con fuerza para no caer en ella.
Sorprende gratamente esta segunda película del director español afincado desde hace varios años en Norteamérica y cómo ha podido y sabido captar en esta cinta independiente el espíritu de esa sociedad.
El director de 'Aquí y allá' (2012), que ganó el premio de la semana de la crítica en el Festival de cine de Cannes 2012, nos ofrece este largometraje de ficción, a cuyos personajes el guion observa en sus rutinas diarias desarrollando el drama que se cierne sobre ellos debido al racismo, la clase social, la delincuencia, siempre con voluntad de superación, reinserción y reconciliación.
Es el retrato de la vida cotidiana de esta familia muy pegada a la realidad y a las dificultades de estas personas negras de clase baja en EE.UU. que acerca a una realidad social, económica y cultural sin demagogias.
El problema de esta cinta es que la historia nos la sabemos ya y no ofrece nada nuevo, ni tampoco muestra mucha emoción en lo que cuenta, más bien parece un documental dramatizado sobre la exclusión social, el racismo y la intolerancia.
Premios Fipresci y Signis en el Festival de San Sebastián. Está nominada a los Spirit Awards.
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