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CRITICA
Por: PACO CASADO
August Pullman, a quien todos conocen como Auggie, es un niño que debido a un problema genético, conocido como disostosis mandibulofacial o síndrome de Treacher-Collins, nació con una deformación en el rostro.
Ahora, tras diez años de hospital en hospital, de 27 operaciones y de largos períodos educándose en su casa a cargo de su madre, el chico tendrá que hacer frente a un gran reto: asistir por primera vez a la escuela y estar en un entorno distinto al que lógicamente teme.
Gracias al apoyo de sus padres, Nate e Isabel, Auggie tratará de encajar en el nuevo ambiente que se le presenta y demostrar que es un niño como otro cualquiera, pero será una dura batalla. Profesores, compañeros del colegio y vecinos tendrán que tratar de cambiar la pena por la aceptación total.
La familia se enfrenta a los prejuicios y adversidades familiares en este drama basado en el best seller La lección de August, de la dibujante y escritora neoyorquina Raquel Jaramillo Palacios, publicado en 2012, ilustrado por ella misma, primero de una serie de libros con las aventuras de Auggie.
Puede parecer una versión infantil de 'Máscara' (1985), de Peter Bogdanovich, pero esta es tal vez mejor, en la que prevalece el dramatismo pero intenta eludir la sensiblería y darle mucha emoción, estando narrada desde distintos puntos de vista, el chico, su mejor amigo, la hermana etc.
El niño tiene la cara deformada pero sin embargo defiende el respeto a quien es distinto y aprende la importancia de ser cordial con todos los que le rodean demostrando cómo la amabilidad sirve para descubrir el interior de las personas.
Si se pusiera en lugar del problema del chico el caso de otras gentes, de países, de razas, de religiones o de tendencias sexuales la película funcionaría igual porque aboga por ello.
Es un film que deberían ver todos los niños para que aprendan a comportarse así en los colegios, respetando a los más débiles.
El personaje de la hermana también tiene que luchar por su cuenta al estar los padres pendientes del hermano, porque su problema pasa desapercibido ante la importancia del de Auggie.
La cuestión está en que él se integre y que los demás compañeros no sólo lo admitan, sino que le ayuden a ello, sin que sientan lástima por él o le consideren diferente.
Auggie lucha contra los que no lo consideren así o le tratan como un monstruo y al mismo tiempo por quitarse el autocomplejo de que es distinto o de que es feo, a pesar de que su madre no quiera admitirlo y así se lo haga comprender.
La cinta no se va a los extremos como en otros precedentes que trataron este mismo problema o similar con personas mayores que nuestro protagonista.
Afortunadamente no se juega con la marginación de Auggie, ni se trata de extraer la lágrima fácil al espectador, aunque en algún momento pueda suceder, y a pesar de que tiene un final previsible al que se nos encamina a lo largo del argumento, mediante los diversos pasos que el chico va dando, conquistando a nuevos amigos o haciéndoles ver que pueden contar con él a pesar de todo, de que incluso en algún momento hubiera sido marginado o se burlaran de él, a los que les da una auténtica lección e igualmente a todos los que les rodean.
El guion mezcla bien el drama con la comedia salpicándolo de momentos divertidos que alivian la tensión de determinados pasajes realmente humanos.
Es de destacar el papel de Julia Robert a la que no le importa sacrificar su belleza, de aparecer casi sin maquillaje, en pro de su papel de madre sacrificada y comprensiva para con su hijo y su hija cuya problemática transcurre en una trama paralela que a pesar de ser una chica normal, tiene sus dificultades de integración y estar un tanto olvidada por los padres en favor de su hermano pequeño.
Es de ponderar el trabajo de Jacob Tremblay, el pequeño actor de 'La habitación' (2015), de Lenny Abrahamson, junto con el de Izabella Vidovic una joven actriz que hace una labor estupenda como Via, la hermana, en esta historia sensible, que no sensiblera, muy emotiva, que conecta fácilmente con el público, que no engaña a nadie y que cumple lo que promete.
Stephen Chbosky, director de 'Las ventajas de ser un marginado' (2012), su segundo largometraje, adapta en el tercero este best seller con ternura, con mucho humor, hablando de temas tan serios como el acoso escolar por parte de los alumnos que se ríen de los que poseen una deformación física y no lo hacen de los que tienen una deformación moral como queda reflejado en la película.
Para algunos niños en estos casos ir al colegio es un martirio.
Premio Truly a mejor director en el Heartland Film.
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