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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las mezclas, las medias tintas, por lo general, no suelen dar buenos resultados. Así ocurre con esta comedia infantil embadurnada con música de rock duro.
Dawey Finn es un guitarrista fracasado de una banda de rock, de la que es expulsado.
No sabe vivir sin la música, pero sin trabajar tampoco puede pagar el piso que comparte con Ned un colega que se ha buscado un trabajo serio y se ha echado novia.
Esta última es quien apremia a Ned para que eche a su amigo del piso.
Ante esto le suplanta y se presenta a dar clases sin tener ni idea, en el serio y elitista colegio de primaria Horace Green, donde da vacación a los niños hasta que descubre que dan clases de música y los convence para que no digan nada en casa y aprendan música rock en lugar de clásica.
El argumento se cae por su base, ya que la lógica brilla por su ausencia y nadie se puede creer, que un profesor sea admitido así en un colegio tan serio, que no dé notas, que introduzca toda una orquesta de instrumentos de tapadillo, que no se oiga la música rock en el aula de al lado y que finalmente consiga presentar a sus alumnos a un concurso de Batalla entre bandas, convertidos en un grupo de rock duro.
La película ha sido cortada a la medida de Jack Black, el cómico actor de 'Alta fidelidad' (2000) y 'Amor ciego' (2001), que es también rockero, que inculca a los niños la idea de rebeldía y desobediencia al orden establecido y a la rigidez disciplinaria de la escuela e incita a la subversión contra la autoridad.
Igualmente resulta increíble que Jack Black fuera candidato a los Globos de Oro como actor de comedia.
El guion de Mike White, que es el amigo del protagonista, es de lo más incongruente que hayamos visto nunca en cine.
El film no va en absoluto con las característica del director independiente Richard Linklater (Antes de amanecer (1995)).
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