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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si hay una razón por la que el cine americano sigue produciendo películas juveniles es porque al menos dos tercios de los espectadores que acuden a las salas son jóvenes.
Por ese motivo la industria de Hollywood tiene incluso sus estrellas de esa edad para que los públicos potenciales de estos films se sientan más identificados con sus propios ídolos.
Darren, Wayne y J. D. son tres amigos gamberros, dados a la juerga, adictos a la comida basura y los partidos por la televisión, que han permanecido toda la vida juntos.
Ellos ven amenazada su unión porque Darren ha caído en las redes de una fría y guapa psicóloga, de la que se ha enamorado, que trata que no se vuelvan a juntar nunca más en sus francachelas.
Los dos descerebrados colegas lucharán por evitarlo y emplearán todos los recursos a su alcance, por ejemplo acudiendo a Sandy, un antiguo amor de Darren, pero ésta tiene un gran inconveniente.
Es una más del interminable desfile de comedias de adolescentes, típico producto de enredo con chicas monas, gamberros juveniles y chistes de sal gorda, esta vez con un guion algo más elaborado.
Dirigida por Dennis Dugan, realizador de series de televisión y largometrajes como 'Este chico es un demonio' (1990) o 'Un papá genial' (1999), manejando a actores jóvenes como Jason Biggs o Amanda Peet como protagonistas, junto al cantante Neil Diamond, que aporta con sus canciones lo mejor de esta mediocre película.
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