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CRITICA
Por: PACO CASADO
En la filmografía de Sturges, un director que mostró claras preferencias por el western, hay tres títulos modélicos para la antología del género: 'Duelo de titanes' (1957), 'Los siete magníficos' (1960) y 'El último tren de Gun Hill' (1959).
El sheriff Matt Morgan, que ejerce su mandato en la localidad de Gun Hill, se desplaza al feudo ganadero más importante de la comarca, ya que sospecha que allí se encuentra el asesino de su esposa. Tras una minuciosa investigación, Matt descubre que el hijo del cacique local, Rick, es el hombre que busca.
Aquí plantea el drama de este sheriff que descubre que el asesino de su mujer (india) es el hijo de su mejor amigo. Surge así el dilema de la justicia y la amistad. Una justicia algo particular al ser sheriff y su amigo un hacendado cacique del pueblo, viudo, con un hijo mal criado. A esa justicia se une su deseo de venganza.
Sturges cambia la justicia colectiva por la particular.
La entrada de otros elementos como la prostituta del pueblo, que es la única que le apoya, y el amigo del asesino, ayudarán a resolver de forma adecuada el tema sin melodramatismos y sin caer en el tópico.
El guionista James Poe delinea los personajes desde el inicio con cuatro trazos y mantiene sus caracteres hasta el final, al tiempo que Sturges sostiene la tensión creada hasta el último fotograma, haciendo casi coincidir el tiempo real con el fílmico, como sucedía en 'Solo ante el peligro' (1952) o 'El tren de las 3:10' (1957).
Posee escenas antológicas para la historia del western, con un buen trabajo de los actores y una excelente música de Dimitri Tiomkin.
Un más que notable western dirigido por John Sturges todo un especialista en el género que adapta un cierto tono psicológico, que se pondría muy de moda en las cintas del Oeste de la década siguiente, pero mayoritariamente apuesta por la acción.
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