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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un guardia de prisiones, padre castrador y nostálgico del régimen comunista, un tanto paranoico, que piensa que es posible arreglar el mundo, se muda con su hijo a un pueblo cercano a una autopista estatal y traba amistad con su vecino, un hombre mayor, hipocondríaco, que no tiene un empleo y está mantenido por Jana, su mujer, que trabaja de cajera en el supermercado local que hay enfrente de su casa.
Ella es infeliz en su matrimonio, está cansada de la vida, y además con sus dos hijos a su cargo, la mujer siente una gran atracción por el portero de la discoteca local, un proxeneta gitano, pero él está enamorado de una stripper que actúa en el club de carretera, que está esperando a que el padre de su hijo salga de la prisión donde trabaja el guardia protagonista.
Una historia de nuestros días de varios personajes perdedores, con vidas muy tristes, que van coincidiendo a lo largo de la trama encaminados hacia un final común, en la que parece que a nadie le salen las cosas como realmente desea, siendo muy pesimista en este sentido.
Entre ellos transcurren historias de amor y desamor mientras buscan encontrar sentido a sus infelices vidas rotas.
No se explican los indiscriminados cambios constante de color a blanco y negro, algo a lo que no le encontramos una lógica razonable, ni que esté motivado por el estado sentimental de ánimo de los personajes, como tampoco la tienen algunas cosas que el guion deja sin aclarar, como esa aparición de animales muertos a los que no le hallamos su significado.
Hay quien lo ha interpretado como una evasión de la dureza de la vida de cada uno de los personajes, pero aún así no le acabamos de coger el sentido.
Interesan las dramáticas historias que cuenta, que a veces resultan demasiado tremendistas, en las que no hay un protagonismo absoluto, sino que se reparte entre todos aquellos que intervienen en las distintas acciones que se nos van narrando y las relaciones que se establecen entre ellos de forma coral.
Es una película sencilla visualmente pero compleja en cuanto a que sus criaturas buscan la felicidad sin encontrarla.
Es realmente muy dura, sórdida en algunos momentos pero a pesar de ello no le impacta al espectador al verla, aunque sí puede resultarle bastante repugnante cierta escena escatológica.
La narración de las historias de cada uno de los personajes están llevadas de forma lineal.
Es un film que durante la proyección nos dio la impresión de ir de un lado a otro sin mucho sentido pero reflexionado después vemos que todas las piezas encajan aunque tengan más sentido o menos la de cada uno, manteniendo el interés por saber en qué desemboca todo al final.
Es el quinto largometraje de ficción del director checo Petr Vaclav y primero que tenemos ocasión de ver en las pantallas españolas, a pesar de que todos los anteriores suyos han pasado por diversos festivales internacionales cosechando premios como ocurre con éste.
Premiado en el Festival de cine de Berlín y en el del El Cairo por su contribución artística.
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