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CRITICA
Por: PACO CASADO
Wim Wenders logró su sueño americano con esta película.
Ya con anteriores títulos se puso en camino y lo encontró en la novela Motel Chronicles, de Sam Sheppard, popular dramaturgo de Ilinois, uno de los valores más importantes de la literatura americana actual, y actor de 'Elegidos para la gloria' (1983).
Cuenta la historia de un hombre casi amnésico, que ha perdido sus raíces, que vaga por un desierto en busca de su identidad perdida y de su familia deshecha.
Se casó con una mujer más joven que él, tuvo un hijo, y un día desapareció.
Su hermano se quedó con el chico y ahora él trata de devolvérselo a su madre, a la que encuentra en una casa de citas y a la que sólo podrá ver a través de un cristal opaco y ella no le ve.
Es un bonito símil de la proximidad física, pero de la lejanía espiritual de ambos.
Wenders se recrea en los personajes, en el paisaje con bellos atardeceres naranja o extasiándose en el deslizamiento de una lágrima que rueda por una mejilla, escudriñando el alma de los mismos.
Buen trabajo en general y estupenda música de Ray Cooder.
Ganó la Palma de Oro, el Fipresci y el OCIC en el Festival de Cannes, el Bafta a la dirección, el premio Bavarian a la fotografía, el premio Bodil al mejor film europeo, el premio René Clair en los David de Donatello, el Fotogramas de plata al mejor film extranjero, el Film de plata en los premios German, el premio Sant Jordi a la mejor cinta extranjera, el premio de la crítica en el Festival SESC de Brasil y el premio NBR.
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