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CRITICA
Por: PACO CASADO
Han sido muchas las veces que el famoso cerco de Stalingrado, considerado la madre de todas las batallas, ha sido llevado al cine.
Una vez más, y basándose en la novela de William Craig, que relata la historia real de un campesino ruso, Jean-Jacques Annaud vuelve a reconstruirla en la producción más cara del cine europeo con un presupuesto de noventa millones de dólares.
A Annaud le interesa más que el conflicto bélico que sirve de lujoso telón de fondo, símbolo de la lucha entre el nazismo y el comunismo, la historia humana que se desarrolla en medio del caos, llena de sentimientos como la amistad, el amor, los celos, el miedo y el tenso duelo que se estable entre Vassili Zaitsev, un sencillo campesino de los Urales, y un aristócrata alemán, el mayor Konig.
El primero convertido en un héroe ruso debido a la pluma de Danilov que se encargó de publicar sus hazañas de cazador de nazis, gracias su buena puntería adquirida cazando lobos.
El segundo debido a sus aristócratas cacerías de ciervos en Baviera.
Actualmente tiene un monumento en Volvogrado (antigua Stalingrado) y su fusil se conserva en el museo de la ciudad.
Por medio se mete una ficticia historia amorosa cuando los dos hombres, Danilo y Vassili, se enamoran de Tatiana, que sirve para poner un poco de humanidad en la aridez del conflicto bélico.
La historia cuenta el lado humano de lo que ocurre dentro de la batalla y la supervivencia por conservar la vida.
El film posee momentos visualmente asombrosos, con batallas magníficamente recreadas gracias a los soberbios efectos especiales, mientras no evita las licencias dramáticas o expone el poder mediático, la creación de un mito, el conflicto de clases que son temas que subyacen en esta vistosa y espectacular cinta bien interpretada por el estupendo reparto.
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