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CRITICA
Por: PACO CASADO
Basada en la novela 'Morality Play', de Barry Unsworth, el director escocés Paul McGuigan aborda una historia que se desarrolla en la Inglaterra de 1.380, en la que Nicholas, un joven sacerdote, llevado por la pasión de una mujer con la que yace cuando les sorprende el marido, le da muerte y ha de huir enrolándose en la compañía de cómicos ambulantes de Martin que le acoge.
Cuando llegan a un pequeño poblado para hacer su representación, se está juzgando y condenando a Martha, una mujer sordomuda, presunta culpable de la muerte de un muchacho llamado Thomas Wells.
Ante el poco éxito que tienen sus habituales representaciones de pasajes bíblicos deciden escenificar la reconstrucción del crimen, investigando previamente lo que realmente pasó, y el pueblo se siente atraído por conocer la verdad.
Es una historia de fición histórica muy inteligente, con un guion bien escrito, muy bien filmada y planificada de forma cuidadosa.
Elige una buena forma de poner en pantalla un thriller medieval que se retrata con mucha precisión y sensibilidad en el que investigan, especialmente el sacerdote y el jefe de los cómicos, como auténticos detectives, aunque el espectador pronto intuye no sólo la inocencia de la acusada, sino el instigador de tan vil asesinato.
En su desarrollo se deja caer una cierta crítica al poder que sojuzga al pueblo llano y sencillo.
El film está llevado a buen ritmo, aunque lento como requiere la acción del mismo, con un variado y estupendo reparto de actores entre los que brilla con luz propia el trabajo de la española Elvira Mínguez como la sordomuda, que todo lo tiene que expresar con los gestos del rostro y las manos en primeros planos, bien seguida por el talento del resto de compañeros con papeles más protagonistas.
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