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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película ha quedado entre los film clásicos del Oeste, en un buen lugar como representante de la calidad de un gran equipo, destacando la pureza del género.
Los horizontes se abrían a los primeros colonizadores en un clima de extraordinaria dureza, con luchas, odios y ambiciones. En busca de ellos marcha una caravana conducida por un antiguo salteador de la frontera que trata de regenerarse.
Clyn McLyntock es uno de los más famosos pistoleros de la región de Missouri.
Cansado de esa vida decide poner tierra de por medio conduciendo a esa caravana de granjeros que se dirige hacia el norte con el propósito de establecerse él también como agricultor y ganadero.
La absoluta sencillez es la cualidad más subrayable de esta realización de Anthony Mann, que es el segundo de los ocho magníficos western rodados con James Stewart.
La película funciona como una especie de variación de otro clásico del género, 'Río Rojo' (1948) ya que ambas fueron escritas por el guionista Borden Chase, que aquí trabajó de nuevo sobre los personajes, escenas y estructuras del guion que había escrito seis años antes para Howard Hawks.
Resulta interesante ver cómo dos maestros como Mann y Hawks tratan cada uno a su manera las mismas escenas; por ejemplo una violenta escaramuza nocturna llevada a cabo por los indios.
Un perfecto clasicismo desborda la narración que se desenvuelve con una fluidez atrayente y en la que los hechos quedan subordinados al lugar que ocupan en el relato, ofreciendo así una relación espacio temporal emocional casi matemática.
No tiene momentos de gran brillantez espectacular, pero transcurre con la placidez de un buen ejercicio cinematográfico que denota la solidez de un trabajo bien hecho y la facilidad para manejar un gran reparto de estrellas.
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