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CRITICA
Por: PACO CASADO
La lucha entre monstruos no es nada nuevo, ya que se viene haciendo desde los tiempos del cine de terror de la Universal y más recientemente se ha resucitado la idea con 'Freddy contra Jason' (2003).
Paul W. S. Anderson, director aficionado al mundo del comic y los videojuegos, así como del cine de terror tomó la idea y la hizo suya al enfrentar al Alien del espacio de Ridley Scott con el 'Depredador' de la selva de John McTiernan.
El multimillonario Charles Bishop Weyland descubre a través de su satélite que hay una fuente de calor en la Antártida y reúne a varios científicos especialistas en una expedición para averiguar el origen de ese foco calórico.
Primero encuentran una extraña pirámide enterrada en las profundidades heladas y en su interior un grupo de Depredadores que tienen secuestrada a una reina Alien para que ponga huevos, lo que origina una lucha entre ellos.
El inicio de la película es interesante y recuerda a las clásicas de aventuras de terror como 'El enigma de otro mundo' (1951), de Howard Hawks, con la expedición científica que ha de luchar contra el extraterrestre, en este caso por partida doble.
Cuando empieza a aburrirnos es en el momento en que entran en acción los efectos especiales y los enfrentamientos interminables entre las bestias.
Menos mal que el truco de la pirámide que va evolucionando cada diez minutos nos mantiene un tanto despiertos.
Por lo demás es más de lo mismo que ya hemos visto mil veces repetido.
Paul Anderson tiene en este sentido un curriculum como para no confiar mucho en él con títulos como 'Mortal Kombat' (1995), 'Horizonte final' (1997), 'Soldier' (1998), y 'Resident Evil' (2002). Juzguen ustedes mismos y apuesten a que habrá secuela.
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