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CRITICA
Por: PACO CASADO
Este documental recoge los momentos más significativos del mandato del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, en un retrato de las preocupaciones, la visión del mundo y el mensaje a transmitir del primer Papa procedente de América del Sur, que fue promovido por el Vaticano, pero sin embargo no participó en el proceso creativo, ni financiero.
Narra algunos de los más interesantes vividos durante los viajes papales que ha realizado a sitios tan interesantes y diversos como la Naciones Unidas, las favelas brasileñas, hospitales para visitar a los enfermos o a centros carcelarios donde incluso lava los pies a algunos de los presos como hizo Jesucristo con sus apóstoles.
También se recogen muestras de algunos de sus discursos, como el pronunciado en el Congreso de los Estados Unidos en el que aludió a la fabricación de armas y otros más importantes pronunciados a los largo de sus viajes en distintos países haciendo siempre constancia a la paz entre los hombres.
Dando unidad a todo ello hay una larga entrevista, realizada en cuatro días y lugares diferentes, de la que se toman tan sólo las respuestas, en la que toca los más diversos e importantes temas acerca de lo que deben hacer las personas, sin distinción de religión o credo, ahondando fundamentalmente en que debemos olvidarnos de la riqueza que nos separa de Dios y tener más presente que todos somos hermanos, creamos en el Dios que creamos, y tengamos en consideración el dolor, el sufrimiento y la pobreza que hay en el mundo, en un planeta al que le estamos haciendo daño, que le empobrecemos cada día, siendo la Tierra el más pobre entre los pobres.
A lo largo de sus palabras habla de la libertad que Dios nos ha dado, incluso para no amarlo, y dice verdades como puños aludiendo a los políticos corruptos y la mentira de los poderosos.
No tiene reparos en condenar la pederastia, incluida la que practican algunos sacerdotes a los que apunta que hay que castigar, por aquello del evangelio de que aquel que escandalice a uno de los niños más vale que se ate una rueda de molino al cuello y se lance al mar.
No hay que levantar muros, sino puentes, que nos acerquen los unos a los otros, que no marginemos a nadie, ni a los homosexuales, ya que para Dios todos somos hermanos e iguales.
La película comienza con el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, dirigiéndose a sus feligreses, sin pensar que algún día podía ser elegido Papa, como en efecto así sucedió el 13 de marzo de 2013, haciendo ahora, en el momento de escribir esta crítica, cinco años de su reinado como el pontífice 266 de la Iglesia Católica, siendo el primer sudamericano en llegar a la cátedra de San Pedro y primer jesuita como obispo de Roma y también el primero en elegir el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, uno de los santos que amaba a la "hermana pobreza", su amor por los seres vivos y la naturaleza, que es lo mismo que ahora él predica y por lo que se ha ganado la confianza de todos sin distinción de creencias.
En este sentido en el documental se incluyen unas imágenes de ficción que reproducen al santo en varias escenas, realizadas éstas en blanco y negro, que rompen el colorido y así llaman más la atención del espectador.
No se trata pues de la biografía del Papa Francisco, como se pudiera pensar, sino un documento de sus ideas sobre la vida, la muerte, le emigración, la justicia social, la desigualdad económica, así como otros muchos temas y de sus mensajes a los fieles de reforma de nuestras vidas.
Hace hincapié sobre todo en la gran importancia de la familia y el papel de ésta en la sociedad.
El Papa Francisco se dirige a todos los espectadores de cualquier clase social con una amable sonrisa en los labios y dando ejemplo de vivir lo que predica, no quiere una Iglesia rica cuando una niña le pregunta por qué elude vivir con lujo y prefiere un apartamento humilde.
En definitiva el eje de este documental son sus mensajes y sus respuestas a las preguntas más importantes sobre los problemas del mundo de hoy, siendo más importante su contenido que la forma de mostrarlo, aunque detrás de ello esté un nombre importante como el de Wim Wenders, director entre otras de 'El final de la violencia' (1997) o más recientemente 'Pina' (2011).
Premio Founders al mejor film en el Festival de la ciudad de Traverse.
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