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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de acción tiene distintas forma de mostrar sus argumentos, una veces son basados en hechos reales y en cambio otras son frutos de la imaginación de los guionistas.
A los primeros se les exige que se atengan a la realidad siendo lo más realistas posibles, en cambio cuando son hechos ficticios lo más probable es que vaya dirigido a entretener y entonces la verosimilitud es algo que se pierde o que no se le exige de igual forma y si logra mantener la atención del espectador el objetivo está cumplido, aunque parezca el argumento bastante inverosímil o increíble.
En esta ocasión estamos en la segunda opción ante un thriller de acción que tiene como principal protagonista a Riley North una mujer con una vida perfecta hasta que todo cambió.
Esta joven madre, sin nada que perder, desesperada, busca venganza cuando los miembros de un cartel de la droga asesinan brutalmente a su hija Carly de pocos años y a Chris su marido, quedando ella simplemente herida.
Cuando despierta del coma, el sistema que debe juzgar a los tres sospechosos de haber cometido el doble crimen, fracasa al dejarlos libres por falta de pruebas, y ella al ver que la judicial es incapaz decide tomársela por su propia mano y convertirse en una máquina de matar contra los responsables y los que los dejaron libres.
Para ello dedica los cinco años siguientes de su vida a entrenarse para llevar a cabo su propósito de venganza y al mismo tiempo ejecutar la justicia ya que jueces y policías corruptos cumplieron con su deber de defender y proteger a los ciudadanos inocentes, en una película repleta de acción y violencia.
Resulta increíble que una sola mujer se pueda enfrentar a una gran cantidad de hombres armados hasta los dientes sin que prácticamente reciba ni un solo disparo y se los cargue a todos, pero el relato resulta bastante entretenido, manteniendo bien el interés ya que cuando parece que va a terminar, y se ha cargado a buena parte de ellos, aún sigue hasta el final.
Como suele ser ya algo habitual, se deja el desenlace abierto, ya que si tiene éxito el personaje pueda tener una secuela, a la que se le buscará algún motivo para seguir con más muertes.
La película lanza una velada crítica a la burocracia judicial americana al considerarla más un mecanismo de supervivencia que una herramienta contra el crimen organizado.
El guion da por supuesto algunos hechos lo que origina huecos sin justificar y de los que se podía haber aprovechado, pero ha preferido no alargar el metraje, cosa que se agradece.
Esta especie de justiciero por cuenta propia ya tuvo un lejano antecedente en 'El justiciero de la ciudad' (1974), de Michael Winner, con Charles Bronson como protagonista.
Ésta diríamos que es la versión femenina de aquella, que si bien allí era buscar venganza por la muerte de su esposa y su hija a manos de unos punks y después se dedica a limpiar la ciudad de delincuentes, aquí lo es por el asesinato de su marido y de su hija, pero exagerando un poco la nota en cuanto a la cantidad de enfrentamientos y muertes que se producen.
Jennifer Gardner hace una evolución de su personaje que va desde la amorosa esposa y madre de su pequeña a la aguerrida justiciera que sabe pelear y disparar cumpliendo su misión a la perfección.
El film es el quinto título de la filmografía del director francés Pierre Morel, procedente de la escuela de Luc Besson, a quien se le deben 'Distrito 13' (2004) que fue su ópera prima, 'Venganza' (2008) con Liam Neeson con el que se dio a conocer, a la que siguieron 'Desde París con amor' (2009) con John Travolta y 'Caza al asesino' (2015) con Sean Penn y ahora ésta, todas ellas del mismo género con escenas de acción, correctamente filmadas.
Algo que no se explica es el título original de 'Peppermint' que no se justifica en ningún momento de la trama.
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