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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Dobles vidas' (2018) es una comedia en la que Alain Danielson, un hombre de constantes contradicciones, director de una editorial parisina que trata de modernizar, recibe en su despacho a Léonard Spiegel, uno de sus escritores, que le pide hablar de la publicación de su nueva novela que, una vez más, trata sobre sus asuntos sentimentales y líos amorosos que sitúa veladamente en sus páginas, colocando la acción en lugares que nunca pisó, como Sevilla.
Ambos charlan largo y tendido durante bastante rato, almuerzan y siguen conversando, para al final decirle secamente que no va a publicar su nuevo manuscrito.
Alain llega a casa donde le espera su mujer, Selena, de la que está muy enamorado, y una reunión de amigos, en la que siguen tratando de los problemas editoriales, de las ventajas e inconvenientes de los libros electrónicos y más cosas en torno al tema.
Léonard regresa a su casa y sigue hablando de su libro con Valérie, su pareja, que asesora a un candidato político a guardar las formas, que se encuentra en plena campaña electoral.
Selena, la esposa del editor, es una popular actriz que incorpora el personaje de una policía en una serie de televisión, que va ya por el cuarto año, y está harta de interpretar el mismo papel, por lo que piensa dejarla, para hacer Fedra.
Cuando ya llevamos casi media película descubrimos que Léonard y Selena tienen una aventura y también Alain con Laure, una empleada de la editorial, que se encarga de modernizarla para digitalizar los libros.
Así que entre discusiones, largas peroratas sobre literatura e infidelidades conyugales, transcurre el juego de esta comedia en la que los actores no paran de escupir largos parlamentos.
Ya en su día la Nueva Ola vino para corregir, entre otros, ese defecto de la excesiva palabrería en las producciones del cine francés y al parecer se vuelve a caer al tropezar en la misma piedra, ya que por lo visto no se escarmienta.
De todo ello se desprende que el film lo constituye una serie de secuencias en las que los personajes no paran de hablar mientras reflexionan sobre el mundo editorial, internet, los libros electrónicos, las redes sociales, el libro tradicional impreso, el futuro literario, la crítica, los políticos, las mentiras piadosas, el sexo, las traiciones e infidelidades, de unas personas que fingen vivir una vida cuando en verdad son dos.
De todas formas la segunda parte de esta cinta resulta algo más entretenida, en la que vamos descubriendo nuevos asuntos de cada uno de los personajes que ocultan las relaciones adúlteras con sus respectivas parejas viviendo esa doble vida del título.
A lo largo de la trama se hacen bromas con cierto humor ingenioso sobre títulos como 'La cinta blanca' (2009) de Michael Haneke, el cine de Ingmar Bergman o referencia hacia la propia Juliette Binoche como posible actriz a contratar para incorporar a la protagonista de la adaptación de un nuevo libro a la gran pantalla.
El francés Olivier Assayas, que comenzó como guionista y después pasó a la dirección con películas como 'Finales de agosto, principios de septiembre' (1998), empezó a adquirir un notable prestigio con títulos como 'Viaje a Sils María' (2014) y 'Personal Shopper' (2016), este último presentado en el certamen sevillano de cine europeo como el que comentamos, que cayeron muy bien a la crítica.
Con 'Dobles vidas' (2018) trata de hacer un homenaje a su admirado Eric Rohmer, tocando temas de la actualidad en su país como lo hacía en su cine, en este caso la digitalización de los libros, sistema que tanto está afectando también a la realización cinematográfica en varias de sus facetas, como la producción, la distribución y la exhibición.
Esta comedia sobre el mundo editorial trata sobre los efectos de la revolución digital haciendo una reflexión, con un cierto tono de humor, sobre nuestro mundo actual.
En definitiva, una comedia llena de dualidades y contradicciones debido al cambio que ha producido en nuestras vidas la era digital, que obliga a las personas a decidir a qué deben adaptarse y qué debería seguir sin cambiar.
Para ser una comedia sentimental el ritmo no es el más adecuado, pero se beneficia de un buen reparto de actores a los que casi no hay que dirigir.
El que esté más lograda en parte es achacable al repetitivo guion del que también es responsable el propio Assayas.
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