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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siguen de moda las películas sobre asesinos psicópatas que llevan a cabo sus crímenes en agrestes escenarios urbanos lo que nos hace pensar y replantearnos en qué clase de sociedad estamos viviendo.
'Juego asesino' (2000) no aporta nada nuevo que no hayamos visto antes en otras producciones anteriores.
Aquí es un hombre que tiene en su haber varios crímenes llevados a cabo en Los Angeles.
El policía que lo persiguió, desencantado y enfermo, se traslada a otra ciudad para alejarse de aquella pesadilla, pero hasta allí le sigue para continuar jugando con él como si se tratara del ratón y el gato.
Le manda la fotografía de su próxima víctima y le da 24 horas para localizarla y evitar que la mate con una cuerda de piano.
Este nuevo film del género, llevado a cabo por el reputado director de videoclips, Joe Charbanic, que se pasa así a la realización cinematográfica, la única novedad que ofrece es la de ver a Keanu Reeves en un papel secundario convertido en el malo de la función, a la que aporta su habitual inexpresividad, sinónimo en este caso de cinismo a la hora de ejecutar a sus víctimas.
Su aparición en el reparto hizo que se suavizara la dureza de las muertes, que eran más duras de lo que se nos presentan. Marisa Tomei, a la que no veíamos desde que logró el Oscar por 'Mi primo Vinny' (1992), aporta la parte femenina conocida del reparto, encarnando a una psicóloga a la que acude el policía, para descargar su conciencia, en sesiones de terapia.
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