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CRITICA
Por: PACO CASADO PACO CASADO
No son muchas las películas sobre los músicos de jazz, ni todos han sido bien tratados. En el caso de 'Bird' (1988), Clint Eastwood no se ciñó a la biografía convencional y nos dio un retrato de Charlie Parker del hombre, de su proceso de amor, de creación, de su degradación y del artista que busca la verdad a través de su música.
Parker murió a consecuencia del alcohol y las drogas, envejecido a pesar de tener 34 años, tanto que el médico en su acta de defunción calculó que tenía 53.
La prensa para darle más dramatismo puso en la reseña de su muerte que tenía 65 años.
Eso no quitaba que fuera considerado uno de los gigantes del jazz, creador del be-bop, que junto a Dixie Gillespie y a su quinteto renovaron el género.
El film hace justicia a este gran hombre de la música a través de este retrato hecho a base de retazos de su vida, con constantes flash-backs, que trata de evitar la ficción, pero no sus constantes borracheras, su drogadicción, que mezcla con espléndidas secuencias evocadoras de su genio, como la gira por el Deep-south.
El protagonista Forest Whitaker fue premiado en el Festival de Cine de Cannes. Clint Eastwood ganó el Globo de Oro como mejor director y fue galardonado con el Oscar al mejor sonido.
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