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CRITICA
Por: PACO CASADO
Bob Fosse, pasado del mundo de la coreografía y el baile (había hecho las de 'Bésame, Kate' (1953), 'Mi hermana Elena' (1955), 'El pequeño príncipe' (1974), entre otras) a la dirección de cine con 'Noches en la ciudad' (1969), versión musical de 'Las noches de Cabiria' (1957), de Federico Fellini, la consagración definitiva le vino con el éxito de 'Cabaret' (1972), un musical que tenía por primera vez un análisis histórico, a la que seguiría 'Lenny' (1974) en el que unía la crítica y el mundo del show busines a través de la biografía con la que logró una magnífica del presentador, showman y cómico Lenny Bruce.
Sin abandonar la coreografía y los grandes espectáculos de Broadway, volvió al cine con esta película que tras recibir un buen número de candidaturas, ganó cuatro Oscar: dirección artística, banda sonora adaptada, montaje y vestuario.
Y de nuevo en este film la influencia de Federico Fellini se hace notar, en todo lo que de introspección personal tiene y de imagen plástica.
Hay mucho parecido entre Bob Fosse y el protagonista de su cinta este Joe que es coreógrafo teatral pero está montando una película sobre un showman que recuerda en sus intervenciones a Lenny Bruce.
Engarza su film a la manera de un gran fresco íntimo, y otra vez el musical de Bob Fosse volvió a romper los esquemas clásicos del género y se transformó en una cinta pesimista, dura, que en lugar de mostrar las noches de estreno y días de gloria, nos da las horas de los fatigosos ensayos, el esfuerzo de la creación, los momentos de crisis y las mil repeticiones de los bailarines ante la barra y el espejo.
Joe Gideon es un famoso coreógrafo y director de Broadway, que vive una vida marcada por los excesos.
Tras padecer un infarto, los doctores que le atienden les previenen para que cambie de actitud, pero él no sabe vivir de otra manera.
Es esencialmente la crónica de un hombre en el que se mezclan el triunfador y el perdedor, el placer del triunfo y el amargor de la derrota.
Joe, el protagonista, extraordinariamente interpretado por Roy Scheider, está en la cumbre, pero a costa de pasarse constantemente en el trabajo, en el sexo, en la anfetaminas, por eso caerá de la cumbre a la tragedia, en ese final fastuoso en el que se cambia aquella vieja canción 'Bye, bye love' (Adiós amor), por Bye, bye life (Adiós, vida), cerrando el ciclo y la crónica de este hombre del espectáculo, de este otro yo del autor.
Película de gran calidad y de extraordinaria factura en todos los sentidos, que demostró que Bob Fose estaba en forma no ya como coreógrafo, sino también como director de cine, para contarnos las glorias y miserias de ese mundo del espectáculo que él tan bien conocía.
Cuatro Oscars: a la música, decorados, vestuario y edición. Premio de los editores americanos. Premio Bodil. Bafta a la fotografía y edición. Palma de oro en Cannes. Premio National Film Registry. Premio OFTA al score.
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