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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine americano sigue, una vez más, adaptando o haciendo versiones de películas europeas.
Esta vez le ha tocado el turno a la inglesa 'Fuera de juego' (1996), el film con el que debutaba en la dirección David Evans, basándose en la novela Fiebre en las gradas, del británico Nick Hornby que recogía sus propias experiencias vividas como aficionado al equipo de fútbol del Arsenal centrándose en la temporada en que fue campeón de la liga inglesa.
Los hermanos Farrelly toman la novela y la trasladan a Boston, donde Lindsey, una joven y guapa ejecutiva, adicta a su trabajo, se enamora de Ben, un profesor de instituto, que es un apasionado seguidor del equipo de béisbol de los Red Sox, desde que su abuelo le llevaba a los partidos de pequeña y le dejó en herencia el abono en un sitio privilegiado del campo.
Desde entonces no ha faltado a ningún partido de la liga, lo que antepone a su amor por Lindsey.
Y ahí comienzan los conflictos entre ambos, separados por la adicción obsesiva a algo tan superficial y fútil como la afición por unos colores.
Los Farrelly han abandonado la escatología para centrarse en esta historia romántica con ambiente deportivo, una vez más, pero sin centrarse en los partidos que tan sólo usan algunas jugadas para sacar provecho cómico de ellas.
La elección de la pareja protagonista es la adecuada para esta comedia de una exacerbada pasión, en un guion puesto a su servicio aprovechando sus cualidades para obtener una entretenida y agradable cinta, que se deja ver sin más, que conserva el espíritu de la novela derivando en esta ocasión al aspecto más cómico de la misma.
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