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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nunca se sabe donde puede saltar la sorpresa, es decir, donde puede surgir una buena película.
En 'Arlington Road' (1998) se da la circunstancia de un guionista novato que recibe una beca de la Academia para desarrollar un guion, que pone en manos de un realizador que tan sólo había hecho un film y que procede del mundo del video musical, y sin embargo se da con un tema interesante, se desarrolla con acierto, se hace una puesta en escena con buen gusto en los encuadres, sabiendo manejar a los actores y se obtiene una cinta interesante.
La historia tiene visos de realidad y de actualidad en los recientes sucesos similares que han ocurrido en los Estados Unidos, donde algunos grupos terroristas han llevado a cabo atentados, a los que el cine no ha sido ajeno, puesto que ya están siendo reflejados en las pantallas de los cines.
Un profesor de historia, cuya esposa era agente del FBI, muerta en acto de servicio, sospecha que los vecinos de al lado no son lo que aparentan, conclusión a la que llega por algunas mentiras que les capta.
Investiga y ata cabos hasta dar con la cuestión.
La verdad es que el argumento así expuesto no parece nuevo, pero la forma de plantearlo y desarrollarlo, a la manera de una pescadilla que se muerde la cola, es lo que lo hace más interesante y sobre todo por lo bien llevado que está desde la dirección, cosa que no esperábamos dada la procedencia de su director que viene del video musical.
A ello colaboran acertadamente los actores, tanto Jeff Bridges, en un convincente profesor de historia, como Tim Robbins y Joan Cusack que hacen la ambigua pareja de sospechosos vecinos.
La peculiar partitura de Angelo Badalamenti sirve para poner énfasis en las escenas de intriga, mientras que para las secuencias de acción se introduce una música adicional de otro compositor.
El resultado es una película ciertamente apasionante.
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