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CRITICA
Por: PACO CASADO
El farragoso argumento de la novela de William M. Thackeray es difícil de trasplantar a una pantalla y supuso un desafío para Stanley Kubrick que fue capaz de hacer el milagro y sorprendernos tan gratamente con esta hermosa y extraordinaria película.
Cada una suya es una sorpresa, manejando magistralmente cualquier género que tocaba como lo hizo con estas aventuras de Remond Barry, que su autor escribió en 1844, que nos describe las costumbres de la sociedad británica del siglo XVIII a través de este personaje de ficción.
Kubrick hace de ello un gran fresco histórico con una notable naturalidad, vitalidad y belleza sin igual.
Despoja a la obra literaria de algunas aventuras sin importancia, librándola de cierta carga que embarullaba el relato, incorporando algunos hechos que no están en la novela, como el duelo con su hijastro, alterando el final y cambiando la narración en primera persona por una simple voz en off que sirve para unir las diversas aventuras de este anti-héroe, que igual es soldado, desertor, jugador de ventaja, criado y espía o simple aventurero cazador de dotes para salir de la pobreza.
Conserva el espíritu de la obra, respeta el texto, con esas leves modificaciones, y recrea con fidelidad desde las batallas de la Guerra de los siete años, a los más sutiles detalles en decorados, paisajes, vestuarios o maquillaje de la época.
Ganó 4 Oscar: Fotografía, música, decorados y vestuario.
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