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CRITICA
Por: PACO CASADO
Filmada en 1947 es una película interesante de cine negro, pero no se estrenó hasta el año siguiente debido al divorcio de Orson Welles de su esposa la actriz Rita Hayworth.
Es un film policiaco en el más estricto sentido del término por el talento del director que sobrepasa los límites del género y lo convierte en un producto singular.
Orson Welles necesitaba 50.000 dólares para estrenar una obra de teatro y llamó a Harry Cohn, jefe de la Columbia, para ofrecerle una historia.
Tomó el título de una novela que había encontrado en el teatro. Harry Cohn compró los derechos y a las pocas horas tenía el dinero.
Cuando Welles leyó la novela le pareció un horror tan superlativo, que la tuvo que reescribir de nuevo.
La dominante de esta historia, hecha de una manera confusa adrede, es una atmósfera característica del género, desde el principio, cuando el aventurero Mike O'Hara libra de un atraco de unos gamberros en un parque a Elsa Bannister y cae rendido ante su hechizo.
De esa manera es contratado como guardaespaldas e invitado a hacer un crucero cuando se da cuenta que se ha enamorado de ella y que ha sido manipulado por su esposo.
Destaca una de las escenas más famosas de la historia del cine, la del final que se desarrolla en una sala llena de espejos, que hace poco menos que imposible saber cual es la imagen real y contra quien disparar.
Un relato policiaco contemplado con ironía no falto de interesantes metáforas.
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