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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Tiburón' (1975) de Spielberg impuso la moda de los animales que engullen hombres. Después salió 'Orca La ballena asesina' (1977), recientemente 'Anaconda' (1997) y ahora 'Mandíbulas' (1999), en donde una especie de cocodrilos de unos diez metros de largo que se suelen dar en Asia, va a parar a un sereno lago de Maine sembrando el terror al devorar a un pescador.
Tan sugerente título se le ha puesto en España, ya que la traducción del original sería Lago tranquilo.
Tres personas tratan de dar caza a un cocodrilo gigante que atemoriza a los habitantes de Black Lake, en Maine.
El irascible sheriff, un guarda de caza y pesca, un excéntrico millonario profesor de mitología y una paleontóloga, con miedo a los espacios abiertos, se ven metidos en la investigación del extraño suceso.
El enfrentamiento entre ellos por determinar lo que hay que hacer con el animal enriquece la trama, aunque el interés reside en conocer cómo se acabará con el bicho antes de llegar al sorprendente final.
A Steve Miner, director de 'Viernes 13, parte 2' (1981) y 'House, una casa alucinante' (1985), le gusta mezclar géneros y aquí lo hace con la comedia delirante, el terror suave y la cinta de aventuras, donde se dan cita tan dispares personajes.
Por su corta duración y la sencillez del relato tiene aspecto de un telefilm, adornado con la presencia de Bridget Fonda y Bill Pullman, rodado aprisa y sin mucho dispendio de medios, salvo en los efectos especiales ideados por Stan Winston para darle realismo a la furiosa bestia.
No pasa de entretener, sin más.
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