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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nuevamente tenemos en la cartelera cinematográfica una producción dirigida por Josua Logan, tras los éxitos suyos anteriores de 'Picnic' (1955) y 'Bus Stop' (1956).
Todo buen amante del cine debe ser un gran admirador de este director que con Robert Aldrich, Stanley Kubrick, Sidney Lumet, Nicholas Ray y Frank Tashlin, forman la nueva promoción de los valores jóvenes del cine norteamericano.
El comandante Lloyd Gruver, de la Fuerza Aérea de los EE.UU. que es un héroe de la Guerra de Corea, es destinado a Japón, y apoya firmemente la oposición a que los militares norteamericanos contraigan matrimonios con las mujeres japonesas.
Pero eso era antes de que él mismo experimentara el amor hacia una guapa y hermosa artista de variedades japonesa, enfrentándose así a sus propios prejuicios, profundamente arraigados y defendidos con anterioridad, lo que provoca un conflicto con las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos y los propios tabúes culturales de Japón.
Esta película ha causado un gran impacto en estos momentos, no sólo por los cuatro Oscar conseguidos para Red Buttons, Miyoshi Umeki, primera actriz asiática en ganarlo, a los decorados y al sonido, sino también por el tratamiento que se le ha dado al tema del anti-racismo.
Paul Osborn a la hora de hacer el guion alteró la novela original de James A. Michener, que está siendo todo un récord de venta en los EE.UU. en estos momentos, en la que se tocan dos historias de amor paralelas: la del comandante Gruver y la de Joe Kelly, su mecánico, ambos enamorados de sus respectivas mujeres japonesas, durante la guerra, desafiando una ley del ejército que prohibía llevar a Estados Unidos a las mujeres japonesas, a pesar de haber contraído matrimonio con ellas.
De paso se ha procurado aunar dos elementos trascendentales, el humano de los personajes y el plástico de la ambientación que bien conoce Josua Logan al haber hecho el servicio militar en 1951 en ese país.
Tenía que llegar el sacrificio humano de una pareja para que se anulara esa absurda ley.
El film toca el tema con la valentía que es habitual en el cine americano, y para ello elige un caso muy particular y concreto para después sacar unas conclusiones generales.
La historia no da para una cinta de tan largo metraje, lo que le hace caer en reiteraciones y en una puesta en escena algo teatral que incluso hace exagerar a los actores sobreactuando en algunos momentos de la trama.
No falta un poco de folklore y de kabuki o teatro japonés para decorar la función.
La película tiene el ritmo perfecto cuya lentitud es la propia de ese país y en cuanto a la fotografía de Ellsworth Fredrick posee algunas fluctuaciones en el colorido, mientras que la música de Franz Waxman resulta la adecuada al tema que se trata produciendo el grado emocional requerido.
Antes que a Marlon Brando se le ofreció el papel protagonista a Rock Hudson, pero éste prefirió en su lugar interpretar Adiós a las armas (1957).
Oscar a Red Buttons y Miyoshi Umeki como actores de reparto, a los decorados y al sonido. Globo de oro para Red Buttons y James Garner. David de Donatello para Marlon Brando. Laurel de oro para Red Buttons. Premio de los guionistas americanos al guion de Paul Osborn.
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