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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para hacer una película hace falta, entre otras cosas, tener un guion por el que se han de conducir todos los componentes del equipo de rodaje bajo el mando del realizador que coordina todo como si fuera un director de orquesta.
Aquí nos da la impresión de que el guion es mínimo y todo nos lleva a una serie de escenas de acción aprovechando que el personaje protagonista, John Wyck, ya es conocido por las dos entregas anteriores, al que todos persiguen por una fuerte suma de dinero con la que le han puesto precio a su muerte.
Catorce millones de dólares vale la cabeza del asesino a sueldo John Wick en la tercera entrega de esta saga de acción, uno de los mayores éxitos de taquilla, basado en el comic homónimo, cuyo personaje se ha convertido en el objetivo de sus propios colegas de profesión después de haber asesinado a otro de los miembros de su gremio.
La historia se inició cuando le mataron a su perro y le robaron el coche lo que ha dado para tres entregas y la cuarta que se espera para el año próximo.
Después de John Wick: Otro día para matar (2014) y John Wick: Pacto de sangre (2017), llega esta tercera que ha arrasado en su primer fin de semana en la taquilla americana.
El asesino a sueldo John Wick parece que ha conseguido seducir a sus seguidores, pero ciertamente la trama es lo de menos en esta saga creada por Derek Kolstad que es el guionista de esta serie de acción en la que el guion es mínimo ya que lo único que interesa son las peleas y los enfrentamientos a tiros, de los que hay hasta la saciedad, ya que los que vayan buscando algo más que se abstengan porque no lo van a encontrar.
Las escenas son espectaculares filmadas con un sentido de la violencia algo brutal, en las que no se esconde nada.
No recordamos haber visto una película con más muertos.
Por curiosidad tuvimos la santa paciencia de contarlos y salvo error u omisión llegaron a ser 215, amén de los que caen fuera de campo, que no están en la cuenta.
Pero lo que en realidad le interesa a los fans son las espectaculares luchas de artes marciales y también la estructura de cómic, en la que todo es superficial, sin apenas historia, y la poca que hay es confusa y mal contada.
En esta parte hay mucha lucha, ya que en un gran porcentaje diríamos son escenas de acción, que apenas si dan respiro.
John Wick es alguien que únicamente pretende vivir en paz con su perro tras perder a su querida esposa Helen, pero las esperanzas de poder estar tranquilo y encontrar algo de paz parecen muy poco probables.
En esta ocasión la organización de asesinos profesionales del mundo en el que se mueve Wick lo ha excomulgado así que no le queda otra que huir para proteger su vida.
Keanu Reeves parece estar en plenas facultades físicas para ejecutar todos los movimientos, carreras y piruetas que tiene que hacer su personaje, aunque posiblemente haya sido doblado en más de una ocasión.
En el reparto está acompañado por caras muy conocidas, interpretando papeles secundarios de lujo, ahí están las de Halle Berry como Sofía, una asesina en el desierto; la veterana Angelica Huston que aquí hace el personaje de una profesora de ballet rusa; Laurence Fishburne como Bowery que ya salía en la segunda; y Mark Dacascos al que hacía tiempo que no veíamos en pantalla, últimamente más dedicado a las series de televisión.
Es un film vertiginoso para los fans de la saga que tendrán más de lo mismo en la cuarta entrega que ya está prevista.
La primera no llegó a nuestras carteleras ya que se pasó directamente a las plataformas digitales y a la televisión.
El director es el mismo de las tres entregas, Chad Stahelski, la primera fue codirigida con David Leitch y estas dos en solitario y se nota que pasó de ser un simple especialista de doble de escenas de acción, porque aquí no hay otra cosa.
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