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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un personaje cobra fuerza en una pantalla los productores no lo dejan escapar fácilmente.
Esto es lo que ocurre con Sam Gerard, el policía que da caza a El fugitivo (1993) en la anterior cinta del mismo nombre, al que vemos ahora en una nueva aventura.
El guionista John Pogue no se ha quebrado mucho la cabeza.
No ha tenido más que tomar los personajes de aquella, el mismo esquema de la anterior y adaptarlo al nuevo caso.
Cuando un avión cargado de prisioneros se estrella, uno de ellos, Mark Sheridan, aprovecha para escapar, al tiempo que salga algunas vidas.
Otra vez hay que perseguir a alguien acusado de asesinato, esta vez doble, y de dos agentes del gobierno.
La fuga será en lugar de un autobús, de un avión, tras sufrir un accidente.
Este comienzo se asemeja mucho a Decisión crítica (1996), que también dirigía Stuart Baird, o Con Air (Convictos en el aire) (1997), donde igualmente había un avión cargado de peligrosos prisioneros.
A diferencia de la primera aquí se le otorga un nuevo miembro al equipo de Sam Gerard para que le ayude a resolver el caso.
Aparte del esquema similar tanto el desarrollo como el final es previsible en esta ocasión, con la introducción de elementos que provocan la variación con respecto al film anterior.
Como cualquier cinta de acción que se precie no faltan las acciones espectaculares, persecuciones, tiros y asesinatos.
Stuart Baird no ha tenido que esforzarse mucho, simplemente manejar lo mejor que sabe los mimbres con los que contaba y obtener el producto que se pretendía haciéndolo lo más comercial posible.
Tommy Lee Jones, que obtuvo el Oscar por la incorporación de este mismo personaje en El fugitivo (1993), parece que actúa con desgana en esta nueva repetición de lo mismo.
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