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CRITICA
Por: PACO CASADO
El tema de la enseñanza en el cine se ha tocado muchas veces a lo largo de su historia y por las más diversas nacionalidades, en serio o en broma.
Hay que recordar que es significativa Semilla de maldad (1955), porque fue la primera vez que se usó el rock and roll en el cine como música de fondo.
A partir de ahí, por salir de algún punto, el tratamiento ha sido múltiple.
Ahora es el cineasta canadiense John N. Smith, después de obtener varios premios televisivos en su país de origen, todo un especialista en documentales y series, para su segundo largometraje, el primero fue Los niños de San Vicente (1992), que no se ha visto en España, vuelve a elegir el tema, esta vez basándose en un libro autobiográfico de LouAnne Johnson, que recoge un hecho real.
Lou Anne Johnson una exprofesional de la Marina que dejó su carrera para convertirse en profesora, en lo que aún es inexperta, que es contratada temporalmente en un instituto situado en una zona marginal de la ciudad, con problemas sociales, con alumnos conflictivos a los que logra meter en cintura con sus persuasivos métodos que sirvieron como un ejemplo a seguir.
Aunque los chicos tienen talento, ninguno quiere prestar atención a las lecciones que imparte LouAnne.
La maestra no obstante luchará contra la rigidez de la dirección del centro y utilizará sus métodos y sus medios para captar la atención de sus discípulos para que éstos puedan graduarse al final del curso.
Según parece la película ha sido remontada y quitado un personaje, el que interpretaba Andy García, novio de la profesora, porque a la historia le sobraba.
De esa forma se le daba más agilidad al film y al mismo tiempo no se distraía la atención de la protagonista central.
El guion de Ronald Bass, ganador del Oscar por El graduado (1967), cae en exceso en el tópico de la profesora buena y alumnos malos a los que logra doblegar como a corderitos y todos contentos, preocupándose de los problemas personales de cada uno de ellos y girando visita a sus casas como si fuera una asistenta social.
La cinta sigue el esquema argumental de otros títulos como Rebelión en las aulas (1966) o Profesor Holland (1995), donde un grupo de chicos marginados son educados por un profesor.
No dudamos que la película, como el libro, reflejen un hecho real, pero a veces la propia realidad parece ficción vista en una pantalla y también suele ocurrir lo contrario.
Hay que saber darle credibilidad a lo que se cuenta.
Eso es, en parte, lo que nos sucede con la dulce Michelle Pfeiffer, que no acabamos de creerla capaz de enfrentarse a la jauría de rebeldes alumnos, por mucho karate que supiera debido a su formación proveniente de los marines.
Ella aparece como la única protagonista al encarnar a esta profesora que consigue la amistad de un grupo de alumnos interpretado por actores desconocidos, la mayoría de ellos debutantes.
Más convincente nos resulta el resto de los actores, desde los secundarios que le respaldan, hasta los juveniles e inexpertos jóvenes que comparten el protagonismo con ella.
Golden Screen en los premios alemanes. Premio Blockbuster a Michelle Pfeiffer. Premio ASCAP a la música y a la canción de Stevie Wonder.
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