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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los americanos deben ser muy buenos escritores ya que todo el que tiene una mínima experiencia vivida en cualquier aspecto de la vida escribe un libro y si tiene la suerte de ser atractivo para el cine, miel sobre hojuelas.
Algo así es lo que ha ocurrido con Daniel Coyle, ya que este drama sentimental y deportivo está basado en sus propias experiencias, imaginamos que noveladas y adaptadas en el guion para el cine.
Conor O'Neill es un pobre diablo, un cabeza loca, que se dedica a la reventa de entradas y a hacer apuestas y, ahora, además, se acaba de convertir en el entrenador del equipo infantil de Béisbol del peor barrio de Chicago.
Pero sus corazonadas le fallan una y otra vez y con el afán de salir de sus deudas no hace más que meterse hasta el cuello.
Un amigo le brinda la forma de salir de ellas si entrena a un equipo de béisbol de chicos de color de un barrio marginal que patrocina su empresa.
Conor odia a los niños, la marginalidad y ayudar al prójimo, pero no tiene otra salida que aceptar, aunque con la idea en un principio de salir pronto.
Pero los chicos le atrapan cuando conoce la precariedad de sus vidas que llega a veces a ser trágicas, inculcándoles que en el deporte tienen una razón para salir adelante y sentirse orgullosos y esperanzados.
Al final termina por reconocer que le necesitan y así podrá enderezar su vida, a lo que le ayuda Elizabeth, la profesora de los niños.
Brian Robbins en un especialista en cintas de talante deportivo, entre ellas Juego de campeones (1999) y Listos para luchar (2000), que dirige esta historia ambientada en el mundo del béisbol y basada en la novela autobiográfica de Daniel Coyle titulada Hardball, una temporada en los bloques.
Esta libro explica la experiencia como entrenador de un equipo de béisbol infantil en uno de los barrios más desfavorecidos de Chicago en este drama deportivo de superación personal.
Un film un tanto tópico, con temas como fracasar o triunfar, que mezcla drama y deporte, con final previsible, como suele ser en este tipo de cintas, pero que tiene su pellizco en algunas escenas y momentos del mismo.
Por lo demás es un producto que se deja ver, con una agradable Diane Lane en un corto pero agradecido papel.
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