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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dos excelentes estudiantes, brillantes y buenas amigas, Amy y Molley, están en el último día del curso, en la víspera de su graduación del instituto, son dos superestrellas académicas, que de repente se dan cuenta de que podían haberse esforzado algo menos en clase y en lugar de ello, divertido mucho más.
Los planes que tienen para el próximo curso, el de Molly es matricularse en la prestigiosa universidad de Yale, mientras que Amy, que es una activa feminista, ha decidido tomarse un año sabático antes de seguir sus estudios y tiene pensado marcharse a Botswana, como voluntaria, a ayudar a los desfavorecidos de la fortuna en aquel continente.
Así que como se dedicaron a estudian y no acudieron a divertirse en las fiestas, deciden hacer algo al respecto para compensar tanto estudio durante cuatro años y tan poca diversión en todo ese tiempo por lo que procuran recuperar los momentos de diversión perdidos y acumularlos todos en una sola noche completamente loca.
Pero como suele decir el refrán "del dicho al hecho hay un gran trecho", por lo que sus plenas de diversión no les acaban de salir como ellas habrían querido que fueran.
En principio deciden ir a la fiesta de Nick, el chico más famoso y divertido del instituto, pero no saben el lugar dónde se celebra, ni tampoco cuál es su domicilio y en su lugar aterrizan en la fiesta de Yared, pero no les resulta divertida, ya que no hay nadie.
Piden un taxi y se encuentran que el conductor es el director del instituto que hace trabajos extras para complementar su sueldo de profesor.
Así podríamos seguir enumerando las adversidades que viven estas dos pobres chicas, inexpertas en eso de acudir a fiestas, a las que todo le sale mal.
Es una película fresca, inteligente, que va más allá de la típica comedia juvenil, que es una oda a la amistad.
Por que una cosa sí queda clara y es la amistad femenina que se establece entre las dos amigas que resultan inseparables y capaces de sacrificarse la una por la otra en cualquier momento.
La película tiene vocación de comedia de estudiantes de instituto o de universidad, de esas que se hacían décadas atrás con situaciones salvajes, pero trata de ser original y resulta que los enredos en que se encuentran no tienen gracia, ni son divertidas, aunque en cambio es algo distinta a todas aquellas, pero eso no resulta comercial.
Las dos jóvenes actrices, Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein, son un dúo de talentos interpretativos, que dan sus respectivos personajes, hay química entre ellas y están bien en sus cometidos, pero no son las típicas tía divertidas, sino como dice el títulos son las clásicas empollonas que tal vez no saben divertirse y en consecuencia el espectador tampoco lo hace con sus andanzas.
Para Olivia Wilde supone su debut en la dirección y aunque pierde el ritmo en algunos momentos, sale adelante, con la experiencia de haber sido actriz de más de medio centenar de títulos y tras haber dirigido tres cortos.
Premio a mejor dirección en el Festival de Palm Springs. Premio del público en el Festival de San Francisco.
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