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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando una película tiene éxito es lógico que si es posible se continúe con nuevas entregas de sus personajes, pero cuando el tema se agota y se abandona, es difícil volver a retomarlo al cabo de los años, porque la fiebre por esa serie se ha apagado y si ha pasado mucho tiempo hasta es posible que sus personajes hayan caído en el olvido.
No es el caso de 'Terminator: Destino oscuro' (2019), sobre cuyo personaje ha pasado ya más de un cuarto de siglo y no es que se haya olvidado, pero no cabe duda que ya no es el mismo, es más viejo, ha cambiado su aspecto y en este caso ya no es el protagonista, sino que aparece a la mitad de la historia.
L os personajes de esta serie, entre ellos el hombre de metal regresan a la gran pantalla, por sexta vez, tras haber transcurridos 28 años ya no tan fuertes, pero sí más veteranos, que eran esperados por sus seguidores.
Esta vez se han puesto en manos del director Tim Miller para hacer la continuación de Terminator 2: El juicio final (1991) saltándose las tres últimas.
Es un film repleto de efectos especiales que cuenta cómo Sarah Connor une sus fuerzas con la humana-cyborg Grace para proteger a Dani Ramos de un nuevo Terminator Rev-9 que ha viajado a través del tiempo y ha llegado del futuro al año 2022 para matarla, porque en ella está el provenir de la humanidad.
Llegado el momento entra en escena el letal androide T-800, que ha adquirido comportamientos humanos, para añadirse al grupo y aportar su veteranía y sus armas que guardaba para una ocasión como ésta.
La cinta, tras un pequeño prólogo que la emparenta con las dos primeras, se abre con una importante persecución en la que el Terminator Rev-9 recién llegado, que tiene una asombrosa facilidad para el mimetismo de otros seres, tras matar al padre de Dani y transformarse en él, no para de perseguirla en una larga y espectacular secuencia que se hace interminable y en la que, una vez tras otra, parece haber muerto y de nuevo resurge si cabe con más fuerza.
Tras un tiempo intermedio de cierta pausa hay otra enorme persecución en los minutos finales cuando aparece T-800 para acabar con el invencible perseguidor, como era de prever desde el principio.
Además de las peleas añade la importancia de los personajes femeninos, siendo las tres mujeres las protagonistas casi absolutas, la cultura mexicana y la presencia de los personajes latinos.
Se rodó en España, con localizaciones en Murcia, Almería y Castilla y León, y además aporta un elenco hispano encabezado por la colombiana Natalia Reyes, Diego Boneta, Gabriel Luna y los españoles Alicia Borrachero, Tristán Ulloa y Enrique Arce.
Para los anteriores protagonistas Arnold Schwarzenegger y Linda Hamilton se nota que no han pasado el tiempo en balde y no disimulan los años transcurridos, mientras que las jóvenes Mackenzie Davis y Natalia Ramos encarnan respectivamente a Grace y Dani Ramos, siendo Diego Luna quien personaliza al robot perseguidor.
La dirección de Tim Miller, que debutó en el largometraje con Deadpool (2016), hace con éste el segundo, no está a la altura de las anteriores que pretende ser su continuación.
El ritmo trepidante, la acción, la tensión y la desazón ante el futuro apocalíptico son sus ingredientes principales.
Como suele ocurrir en estos casos el abultadísimo presupuesto de 185 millones de dólares debe haberse ido en los efectos especiales y en la gran cantidad de coches que se destruyen.
El espectáculo está garantizado pero no pasa de ahí.
Premio CinemaCon a Linda Hamilton, Natalia Reyes, Mackenzie Davis y Gabriel Luna.
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