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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la vista del éxito que están teniendo las versiones con personajes reales de las historias que antaño se hicieran en dibujos animados, la productora Disney se ha propuesto hacer lo propio esta vez con la de El rey león (1994) dirigida por Roger Allers y Rob Minkoff, que ganó dos Oscar a la banda sonora y a la mejor canción y también los Globos de oro por los mismos apartados, que hizo en todo el mundo la cifra de más de 968 millones de dólares.
Ante ello era lógico que se volviera sobre el productivo tema.
Tras el asesinato de su padre el rey Mufasa el joven león Simba abandona su reino para descubrir el auténtico significado de las palabras responsabilidad y valentía.
Jon Favreau, que ya hizo lo propio con El libro de la selva (2016), lo vuelve a hacer con uno de los productos más queridos de Walt Disney, en el que se reflejan temas como el destino, la traición, la pérdida de un ser querido, todo ello a base de acción real y animación para la que se recuperan algunas de las canciones de la película anterior y se añaden otras nuevas de Elton John y Tim Rice, para poder concurrir al Oscar con ellas, apartado en el que esta productora ha ganado en otras ocasiones.
Esta nueva versión viaja a la sabana africana donde ha nacido Simba, el futuro rey.
Éste idolatra a su padre, el rey Mufasa, y se toma muy en serio su propio destino real.
Pero en el reino no todos celebran la llegada del nuevo cachorro, entre ellos Scar, el hermano de Mufasa, que pretende quedarse con el trono en lugar del legítimo heredero que acaba de nacer.
Scar, el hermano de Mufasa y antiguo aspirante al trono, tiene sus propios planes.
La batalla por Pride Rock está asolada por la traición, la tragedia y el drama y termina con el exilio de Simba.
Con la ayuda de un curioso par de nuevos amigos, Pumbaa y Timón, Simba tendrá que aprender a madurar y a recuperar lo que le pertenece por derecho propio.
Tras encontrarse al cabo del tiempo otra vez con su mejor amiga Nala, ésta le hace tomar conciencia de que debe volver a casa ya que no fue él quien tuvo la culpa de que muriera su padre, como el creía en la estampida, por lo que tiene la responsabilidad de ocupar el trono que por derecho le corresponde, en lugar de su malvado tío Scar.
'El rey león' (2019) utiliza técnicas cinematográficas pioneras para dar vida de forma totalmente modernas a los personajes del clásico de 1994.
Desde entonces aquí ha transcurrido un cuarto de siglo y las nuevas generaciones tienen oportunidad de conocer esta historia con esta avanzada técnica, si no la vieron ya antes a través de la de dibujos animados en su momento o bien en dvd.
Pero si Jon Favreau hizo lo propio con El libro de la selva (2016), allí había un personaje de carne y hueso, pero el resto era pura infografía con los animales, pero aquí esa figura no la hay, por lo que todos los personajes son creados de manera informática, lo único que es real es el paisaje y para ese viaje no se necesitan alforjas.
No obstante se vuelve a contar de nuevo la historia, con ligeros añadidos para disfrute de los más pequeños, pero es como volver a repetir lo mismo otra vez.
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