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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los festivales de Málaga, Sao Paulo y Warsaw, llega a las carteleras españolas, '522, un gato, un chino y mi padre', (2019), de Paco R. Baños, que cuenta la historia de George, diminutivo de Georgina, que es una chica portuguesa de 30 años, que hace mucho tiempo que vive en Triana, que padece de agorafobia, por lo que tiene miedo a los espacios abiertos.
Finalmente un día decide salir de su perímetro de seguridad, que lo constituyen únicamente los 522 pasos que hay desde su casa, ni un paso más, al supermercado de Hao a donde va a comprar.
Un día, el vecino de arriba, con el que se ve únicamente todos los viernes, le regala unas entradas para ir al cine, pero el local sobrepasa la distancia de los 522 pasos y se queda sin cruzar esa barrera, no es capaz de ir a ver la película.
Pero su gato, que se llama Fernando al igual que su padre, que le ha seguido, es atropellado y como consecuencia muere y en lugar de enterrarlo decide incinerarlo.
George le pide al chino Hao, donde compra habitualmente, porque está dentro de su distancia permitida, que no es chino sino japonés, que es amigo, que le lleve a Portugal a enterrar las cenizas de su gato, durante un fin de semana.
Él accede y de paso, va a buscar a Jiang, un antiguo amor, que un día se fue sin decirle ni adiós, al país vecino.
Para ello George decora la furgoneta del chino como si fuera su casa para no notar que está fuera de ella y así no ser víctima de la agorafobia.
Ella tiene un padre que está ausente, que no para de viajar escribiendo guías de viajes y le manda por correo la última que ha publicado sobre Portugal, que aprovecha en su viaje para que el chino se oriente.
Por el camino su pequeño mundo comienza a ensancharse poco a poco, mientras tanto va limando sus asperezas y su miedo, al tiempo que se va humanizando cada vez más saliendo de su obligada soledad.
Esta pequeña aventura le servirá para que entre saudade y fados, haga frente a su pasado de esa manera tan particular.
Es una película dramática de curioso título planteada en clave de road movie con ciertos toques irónicos y algo de comicidad.
Está dirigida por el sevillano Paco R. Baños, que ya colaboró con Alberto Rodríguez en el rodaje de La isla mínima (2014) y también en la serie La peste (2018) que vuelve a elegir a un personaje femenino como protagonista, esta vez encarnado por la actriz jiennense Natalia de Molina, como ocurría en el film de su debut en la dirección, Ali (2012).
Segundo largometraje pues de Paco R. Baños que en este caso la mujer que ha elegido lucha contra la agorafobia que le aísla, enfermedad que termina por romper mediante esa road movie en una furgoneta como pequeña casa que cruza Triana hasta llegar al Algarve portugués, que es su punto de destino.
Se trata de una comedia entretenida con algunas situaciones que son divertidas que van ocurriendo durante el camino, que transcurre con cierto altibajos de ritmo, en la que en todo momento está presente como casi único protagonista Natalia de Molina, una actriz que va madurando cada día, en un papel que no es nada fácil, en el que aplica todo su talento, cargando sobre sus hombros todo el protagonismo de la historia.
Le acompaña y le da respuesta Alberto Jo Lee y en breves apariciones Manolo Solo y Natalia de Santiago, actriz esta última que protagonizaba su ópera prima Ali (2012).
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