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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película nos muestra el retrato de una familia suburbana afroamericana de clase media alta del sur de Florida que lucha por sobreponerse a una terrible tragedia y al mismo tiempo resistir a la presión de Ronald Williams, un padre severo, bienintencionado, pero dominante, muy unido a su segunda esposa Catharine, tras fallecer la primera, de la que tenía dos hijos, Tyler y Emily, mientras navegan por el amor, el perdón y la unión después de una pérdida.
Entre tanto Tyler Williams, su hijo adolescente de 17 años, mantiene una relación con Alexis, una chica de su clase.
El sugerente y honesto guion aborda entre otros temas la crisis familiar, la violencia, la empatía, la religión, los altibajos del amor romántico y del amor familiar, lo que significa tener pasión por algo, y lo que ocurre cuando todo eso se desmorona.
En contraste con esta sencilla historia desgarradora está el vibrante paisaje de Florida, la capacidad universal de compasión y el crecimiento incluso en los momentos más oscuros que se puedan presentar en la vida del ser humano.
Este drama romántico cuenta en realidad la simple relación de tres parejas, con su conexión emocional entre los personajes; por una parte está la relación d Roland, el padre y de Catharine, la madre y por otra la de los dos hijos adolescente, primero conocemos la de Tyler, un chico joven, buen deportista, con su novia Alexis una alegre animadora y después la de su hermana Emily con Luke, un chico de su instituto, estos últimos en pleno proceso de madurez que van conociendo paulatinamente lo que significa ir creciendo y enamorarse por vez primera de manera genuina y hermosa.
Tyler y su hermana Emily están descubriendo el poder del amor, aunque sobre todo él debe enfrentarse además a la gran presión que ejerce sobre él su padre, que le exige demasiado, tanto en el estudio como en los entrenamientos, que tiene que hacer a diario para presentarse a los campeonatos de lucha libre en el que le pide que salga campeón, por encima de todo, entrenando junto a él.
No obstante para Tyler la vida da un vuelco irreversible y a partir de ahí comenzamos a conocer la historia de Emily en su relación con su chico, procedente de una familia desestructurada y con padre maltratador al que odia, pero a pesar de todo ella le convence para que vayan a verlo y estar con él en el lecho de muerte.
Los acontecimientos que ocurren con Tyler y la amenaza de una grave enfermedad que se cierne sobre ellos hace que el matrimonio llega un momento en que su relación se enfríe, que ella se marche, lo que también supone un drama para la familia, que tendrá que encontrar la redención a base de cariño y comprensión, mientras los adolescentes están inmersos en ese momento crucial en el que aprenden los que significa madurar y enamorarse.
La película se sostiene a base de unos pilares fundamentales, los pros y los contras del amor, tanto en su faceta romántica como en la dramática, en el seno de este clan familiar tocado por la tragedia y por otro lado las presiones que sufren los adolescentes en la sociedad de hoy.
El film, que logra captar las emociones, propone el perdón y el cariño, la unión familiar y la comunicación entre sus miembros de manera realista como en la ideal para lograr la redención.
Trey Edwards Shults, director y guionista, del que ya vimos Llega de noche (2017), que trataban ambos sobre la familia americana, se ha convertido para algunos en un cineasta a seguir y continúa en este tercero con un cambio de registro con este intenso y ambicioso melodrama familiar que ha sido una de las sensaciones de los títulos independientes americanos de esta temporada.
Está llevado con un ritmo pausado, que contrasta con la dinámica cámara del comienzo, giratoria en algunos momentos y después se serena, prolongando a veces los planos de forma innecesaria, lo que podría haber recortado su excesivo metraje, tal vez en su afán de querer abarcar demasiado, interpretado por un interesante reparto que trabaja de forma natural sus papeles a pesar de la juventud de los actores.
Como cosa curiosa la fotografía acorta la pantalla en los momentos dramáticos, como queriendo entrar en el interior de los personajes o hacer el momento más íntimo.
Premio al guion en el Festival de Hamptons. Premio del público en el Festival Key West. Premio NBR. Premio Virtuoso en el Festival de Santa Barbara.
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