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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los festivales de cine de Toronto, donde tuvo su estreno mundial, Berlín, Tribeca y Deauville, llega a las carteleras españolas, de una forma restringida, 'Skin' (2019) dirigida por el cineasta israelí Guy Nattiv, que está basada en hechos reales, que supone su primer largometraje de producción norteamericana y cuarto de su aún corta filmografía.
Bryon Widner, también conocido como Babs, es un hombre joven, desamparado, criado por los cabezas rapadas y conocido entre los supremacistas blancos, mediante una dura educación que le ha inculcado un tremendo odio en su corazón, lo que se refleja también en su piel a través de los múltiples tatuajes que tiene por todo el cuerpo, con lemas y símbolos de extrema derecha.
El grupo está liderado por Fred "Hammer" Krager y su esposa Shareen, que trata a Bryon como si fuera su hijo al que simplemente recogieron y adoptaron como suyo, tras huir de sus verdaderos padres alcohólicos.
Pero llega un día en el que se da cuenta de que lo que está haciendo está mal y le da la espalda al odio y a la violencia con la esperanza de poder transformar su manera de actuar y dar así un vuelco a su vida.
Para ello, cuenta con la ayuda de Daryle Lemont Jenkins, un activista negro que lucha por los derechos humanos, y de Julie una mujer joven soltera, madre de tres niñas, Desi, Sierra e Iggy Pop, de la que se ha enamorado, a pesar de su físico, a la que ama de verdad por encima de todo.
Esta producción está basada en la verdadera historia real del neonazi Bryon Widner, líder de una de las organizaciones de skinheads más violentas de los Estados Unidos.
Se trata de un drama sobre el racismo y la violencia que aún existe en los Estados Unidos, cuyo protagonista es un tipo atormentado que termina renunciando y enderezando su vida torcida hasta ese momento del cambio.
Tras venirle la idea leyendo un periódico donde aparecía una noticia sobre este personaje, Guy Nattiv se interesó por ello para hacer su primer largometraje norteamericano y terminó entrevistándose con él durante cuatro días para escribir el guion con más precisión yendo así a las mismas fuentes de esta historia, a la que añadió otras investigaciones que llevó a cabo el director y guionista con otras personas que tuvieron influencia en el cambio que hizo este hombre, que supuso su redención, a pesar de que tuvo que soportar el acoso de sus antiguos compañeros que no le querían dejar ir, ni le pusieron fácil que abandonara el clan y se marcharse de su lado, mientras trataba de ir eliminando los tatuajes, mediante un doloroso procedimiento que le llevó casi dos años, que le daban su anterior personalidad.
Esa limpia de tatuajes es como una metáfora del cambio de vida.
La pareja protagonista está compuesta por Danielle MacDonald, como Julie, que ya había aparecido en el cortometraje, y el actor británico Jamie Bell incorpora a Bryon, un papel muy diferente a los que nos tenía acostumbrados a verle hasta ahora, un hombre duro, conflictivo y brutal, a los que hay que añadir la participación de Vera Farmiga como la influyente Shareen.
En cuanto a la dirección no acaba de darle toda la fuerza que debiera un tema como este, sobre todo porque lo trata de manera un tanto superficial.
La película tiene su origen en un corto de igual título que ganó el Oscar el pasado año al mejor cortometraje de ficción.
Premio Fipresci en el Festival de cine de Toronto.
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